¡Pero que apretadito está esto, almas de Dios! Si es que no hay plazas suficientes para tanto equipo. Si es que esta clasificación está más apretada que el Blaster a las 4 de la mañana (se sigue petando el Blaster ¿no? Dios mío, que viejo me estoy sintiendo ahora mismo…). Primero nos encontramos al barquito sin mar que está ahí al lado con un partido fácil menos, por lo tanto si lo gana nos adelanta estrepitosamente. Después, nuestros némesis favoritos los ferrolanos están empatados a puntos con nosotros, así que si tenemos un tropiezo, por muy pequeño que sea, los estimados enemigos nos adelantarán sin temor alguno, y si se ponen chulos, no ponen el intermitente…
Y que decir de los atuneros, que por más que pasan las semanas, ahí siguen los tíos, salvando los muebles en el último momento, si es que no hay manera de sacarles del trono, pero cada vez estamos más cerquita… ¿y porqué estamos más cerquita? Pues muy sencillo, porque nuestro querido compos, cuando juega en su estadio, va de chosca a chosca, y gana porque le toca. Pero no todas son buenas noticias, estimados y estimadas, porque últimamente, cuando vamos ganando un partido, nos relajamos demasiado, tenemos ahí un bajón considerable y nos cascan por lo menos un gol. Ya nos había pasado contra los atuneros, el choco krispis y ahora los larachientos. ¿Cual es el problema?¿Porqué nos confiamos así de repente?. Pues he tenido que plantearme varias razones lo suficientemente útiles como para poder solucionar tan ardua situación; así que, gracias a mi extravagante mentalidad, he llegado a dos conclusiones, la más probable y la más improbable:
La más probable: Nos cambian a los jugadores. A ver si cuando se van a los vestuarios, dentro de las taquillas hay unos clones de los jugadores que no saben jugar al fútbol y sustituyen a los originales en la segunda parte. Si esto es cierto, algo de lo que estoy muy convencido, la verdad he de felicitar al Compos porque los clones están muy logrados (seguramente eso era lo que le pasaba al aceitunero cuando jugaba en el compos, aunque en su caso, el clon jugaba el partido completo…)
La menos probable: El equipo no sabe aguantar un resultado. Lo dudo mucho, la verdad, pero a ver si todo esto va a ser porque no sabemos aguantar un resultado… Si es que en los últimos partidos caseros nos encontramos con una cómoda ventaja, pero cuando llegaron los pesos pesados, las cosas no acabaron tan bien. Pero no, que va, seguro que me estoy imaginando las cosas, si es que soy un desconfiado…
Pero a pesar del partido y lo ajustado de la clasificación, esta pasada semana nos encontramos con una de las noticias más sorprendentes del mes, que digo del mes… ¡del año! Resulta que en el estadio de entrenamiento Salapasidis nos hemos encontrado nada más y nada menos que a nuestro amigo favorito, ¡el pequeño Tomasito! Ese jugador que creó tanta controversia durante su época como jugador compostelano. Por lo visto, su andadura Ourensana no le fue demasiado bien por temas personales (si es que en Ourense no entienden al pequeño Tomasito), así que al joven emprendedor se le ocurrió venirse a entrenar con su ex equipo. Y vosotros os preguntaréis… ¿Porqué volvió el pequeño Tomasito? Pues para explicarlo hoy voy a poner un ejemplo muy sencillo:
Imagináos que decidís romper con vuestra pareja porque conocisteis a otra persona que os atrae más, pero pasa un tiempo y ves que tu nueva relación no funciona, así que vuestra pareja decide romper contigo. En ese momento decides escribirle un whattssap a tu ex tipo: “Hola!!! Ayy jeje perdona ese mensaje no era para ti, me confundí…”, a ver si hay suerte y quiere volver… creo que ha quedado claro ¿no?.
Así que, tras la noticia de la vuelta del pequeño Tomasito, me gustaría preguntaros lo siguiente:
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