La historia que les voy a contar a continuación ocurrió hace
unos 15 años, allá por el año 2018. Tras años y años de experiencias, nunca había
conocido nada igual; mi vida cambió completamente después de ese encuentro, ya
nada volvió a ser igual…
Todo empezó una tarde de Domingo, el sol iluminaba el césped
del estadio antiguamente llamado San Lázaro y, desde hace 2 años, rebautizado
como Salapasidis; el día iba a ir acompañado de un buen partido, de esos que
nos hacían vibrar con su espectáculo. Se enfrentaban nada más y nada menos que
mi Compos querido contra el Bergantiños, tierra de atunes y atuneros (En
aquella época el Compostela jugaba en 3ª división, hubo que esperar seis años
para volver a verlo en primera). Todo estaba preparado para el gran partido y
en cuanto el árbitro dio el pitido inicial, comenzó la batalla.
Según iban pasando los minutos, el partido resultaba
interesante pero sin incidentes reseñables. Hubo que esperar hasta la segunda
parte para ver ese maldito monstruo que todavía no sale de mi cabeza. Un
jugador del Bergantiños derribó a otro del Compos y el árbitro pitó penalti.
Ese fue el momento, ahí comenzó la verdadera tragedia… tras el pitido, de la
nada apareció un ser grande y azul, con un rostro endemoniado que te provocaba
repulsión nada más verle. Esa monstruosidad que se postró frente al
estadio era nada más y nada menos que el monstruo de los penaltis.
Sus poderes son letales, con un solo gesto es capaz de
hacerte fallar el tiro perfecto y mandarlo muy lejos de la portería. A lo largo
de los años, el monstruo de los penaltis se mostró en muchísimos casos, jugadores
como Sergio Ramos, Djukic o Messi lo han tenido que sufrir, pero siempre
conseguían vencerlo. ¿Cómo habían sido capaces estos jugadores de vencer a
tan terrible aberración? Pues no os lo podéis ni imaginar, queridos lectores. Tras días y días de investigación descubrí que hay un solo hombre capaz
de vencer a este ser, una única persona destrozó a un monstruo tan poderoso…¿Cuál
era su secreto?
No lo pensé más y fui en busca de este hombre, comencé a
buscar información en los buscadores (en aquella época eran muy arcaicos,
todavía buscaban cosas escribiendo), hasta que por fin encontré un artículo de
una persona que contaba la experiencia vivida con este héroe; al final del texto,
el artículo comentaba que esta extraña persona vivía actualmente en Santiago de Compostela,
ya que siempre suele estar cerca del monstruo de los penaltis, esperando para
enfrentarse a él.
Comencé a buscarle por toda la ciudad, calle por calle,
portal por portal, pero tras días de búsqueda no encontraba nada.
Afortunadamente, el hombre se enteró de que andaba buscándole y vino junto a
mi. Recuerdo su mirada, era oscura y tranquila, muy tranquila, provocaba calma,
te sentías bien. No hizo falta decir una sola palabra; al ver mi
mirada, el hombre ya sabía a quien me estaba refiriendo, y tras asentir salió en su
búsqueda.
Aún a día de hoy no sé como hizo este héroe para conseguir
tumbar al maldito monstruo de los penaltis, pero lo importante era que él sólo
había liberado a nuestro querido Compos de uno de los seres más peligrosos que
existe en el fútbol. Cuando volví a ver al extraño héroe no pude aguantarme
más, así que sin pensármelo dos veces le pregunté quien era, ya que quería
saber como se llamaba la persona que había conseguido derrotar al monstruo de
los penaltis. Recuerdo que me miró fijamente, y con una pequeña sonrisa me
contestó: “soy la paciencia”



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