¿Y ahora? (versión seria)

El pasado domingo a mediodía, la liga regular en segunda RFEF tocaba su fin con la derrota del Compostela que lo colocaba finalmente en el séptimo lugar de la liga. Tras una competición muy complicada por las circunstancias para los de Santiago, los picheleiros no fueron quienes de lograr el objetivo y reeditarán la próxima temporada el mismo objetivo en la misma categoría, esta vez de la mano de Permuy recién confirmado la semana pasada para dirigir el barco blanquiazul en la 2024/2025.

Mi silencio durante estas últimas semanas fue voluntario. Opinar sobre el nuevo entrenador blanquiazul antes de ver como manejaba el grupo me parecía temerario. Una vez visto su trabajo, lo meto en el saco con los demás, no es ni mejor ni peor que Manel o Michel. En definitiva, hizo lo mismo que el ferrolano cuando llegó, vio lo que había, y tras la pifia del primer partido metió la defensa de tres centrales con la consiguiente mejora del rendimiento. Quedaría ver que pasaría si se Permuy se viese incapaz de competir contra equipos cerrados. Sigo escuchando la misma matraca sobre los jugadores a pesar de que solamente quedan seis que jugaron con Rodri. En mi opinión es algo más sencillo que todo eso, parches, todo lo que se ficha son parches porque realmente se desconoce lo que se necesita. Buenos jugadores con cualidades interesantes, pero que en ningún caso suman a un grupo diseñado a base de nombres y no basándose en un proyecto. En toda la liga, ninguno de los tres entrenadores ha conseguido que el equipo sea fiable con ninguno de los planteamientos o alineaciones probadas. La defensa de tres acabó teniendo poca presencia en ataque y la defensa de cuatro acabó siendo un coladero. En mi opinión, si el equipo hubiera mantenido la defensa de tres toda la temporada, hubiera entrado en playoff, y fue el querer pelear el campeonato lo que provocó que no lo hubiera logrado. Claro que el Compostela tenía que pelear el campeonato, pero otra cosa muy distinta es que tuviera lo necesario para poder hacerlo.

Me reafirmo en el análisis que hice hace 4 años tras el anuncio de la salida de Yago Iglesias, al club lo que le urge deportivamente es perfilar cuanto antes un nuevo proyecto. Y cuando hablo de proyecto, me refiero a una apuesta decidida a 4 años con una planificación definida que evite los bandazos dados estas últimas temporadas. Tras el fracasado intento continuista de Rodri con 11 renovaciones, llegó para apagar el incendio Fabiano, con una plantilla con únicamente 9 renovaciones y hecha en el descuento por motivos institucionales. Ni Cardeñosa ni Juan Carlos Andrés lograron enderezar al equipo a pesar de meterlo en playoff. No gustando esta última opción, se opta por un cambio de dirección, renovando 12 fichas, perdiendo al director deportivo por el camino, y cambiando de primer entrenador a mitad de la primera vuelta y otra vez más a mitad de la segunda vuelta. ¿Y ahora?

No es suerte ni culpa de fulano o mengano, es que el Compostela carece de una planificación deportiva. Al oscurantismo institucional podemos empezar a hablar de oscurantismo deportivo. Como informó Permuy en rueda de prensa, su continuidad fue negociada con Miguel, el gerente, y con Victor, el director de cantera que en teoría ocupa la dirección deportiva en funciones. ¿O no? ¿No será que, como lleva pasando desde hace meses en el club, todo esto se debe a una política de hechos consumados? Poco a poco ha ido desapareciendo la figura de Gesto y ya solo aparece Miguel como cara visible del club. Desde hace meses los directivos parecen haber desaparecido, y en el LinkedIn de Victor Pazos podemos ver que ya no es director de cantera y sí director deportivo. Tal vez estamos esperando algo que no va a suceder, sino que ya ha sucedido, aunque no seamos conscientes de ello. Tal vez esto sea el nuevo Compos y debamos olvidarnos de las figuras de presidente o directivo. Tal vez, debamos comenzar a centrar en Miguel todas nuestras objeciones como responsable que es aunque se oculte detrás de la junta cuando le conviene. Y es que tal vez a Agrasar y compañía no les veamos el pelo salvo para levantar trofeos. 

Todo sigue además una lógica aplastante cuando nos fijamos en las fechas. Habiendo terminado la temporada, habiéndose confirmado el entrenador de la próxima campaña, y teniendo en cuenta que la próxima junta directiva es en julio, es impepinable que Victor Pazos, siendo el confirmador del entrenador, sea el diseñador de la plantilla del próximo curso, decidiendo las bajas y programando las altas en los próximos dos meses. Y todo esto en el más estricto anonimato.

¿Y qué podemos esperar? Ni idea. Las altas de Roque, Escoruela, Grande y Manu Ramírez, y las bajas de Borja Rey, Fran López, Beltrán y Mangana durante el mercado de invierno son las únicas referencias que tenemos. Hoy, sumamos a Pato. En este sentido se le ha visto venir, con movimientos bastante telegrafiados, mostrando decisión, ambición y agilidad en la gestión. Queda por determinar que peso tuvo Michel en las negociaciones. Para el próximo mercado no veo fichajes de campanillas y espero bajas meditadas, nada de limpiezas, mi mayor duda, y lo que más me asusta, radica en la idea de futbol que se buscará para esta nueva etapa, y si se planificará a medio-largo plazo, o una vez más será una nueva veleta que terminará muriendo en la orilla del playoff una vez más. ¡Hasta la semana!!!