¡Vaya semanita llevamos! Estamos pasando unos días en los que cuándo nos encontramos alguna noticia sobre nuestro estimado Compos nos sale casi sin darnos cuenta una sonrisita tonta y un pequeño cosquilleo que nos recuerda a la pedazo temporada que estamos haciendo. Al levantarnos por las mañanas, cuándo vemos una camiseta, bufanda o incluso taza de nuestro estimado Compos sentimos dentro de nosotros esa pizca de orgullo que nos recuerda el gran momento que estamos pasando. Con esa sonrisa y el cosquilleo miramos de reojo a algunos equipos gallegos con cierto orgullo, de los cuales hay algún que otro aficionado a la espera de nuestra primera pájara para abalanzarse sobre nosotros y burlarse descaradamente (estimados aficionados: hemos desaparecido y tuvimos que rehacernos poco a poco desde cero. Pasamos unos cuantos años en tercera sufriendo como desgraciados, y ahora por fin recuperamos nuestro sitio… ¿en serio os vais a creer que una simple pájara nos va a afectar? Ingenuos…). Avanzamos por un momento dulce en los que todo nos da igual. ¿Qué hace mal tiempo? ¡y qué más da si gana el Compos!¿Qué la luz ha subido?¡Pues que suba lo que quiera mientras gane el Compos! Si es que nada ni nadie nos va a quitar esta sonrisa. El caso es que, aprovechando estos momentos de jolgorio y alevosía, hoy me he levantado animado, con ganas de mirar hacia arriba, con ganas de soñar… Por eso he decidido hacer un post de esos que a más de uno les sonará a flipado, una de esas opiniones muy poco factibles que muchos de vosotros (y no lo neguéis, que nos conocemos…) soñamos alguna vez; porque cuando la ilusión forma parte de nosotros es prácticamente imposible frenarla. Recuerda que, por más que lo intentes, ella seguirá subiendo y subiendo hasta límites insospechados. ¿Y cual es esa idea que a más de uno le sonará a flipado? Os preguntaréis… Pues tranquilos, que os lo voy a explicar:
Bienvenidos al maravilloso mundo del gran momento compostelano.
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