Hoy me sentaba delante del ordenador sin saber muy bien cómo iba a reflejar todas las ideas e impresiones que me generó el encuentro que enfrentó el pasado domingo en el Vero Boquete a Compostela y Ourense UD. Tal vez sólo quede cómo un batiburrillo de ideas inconexas pero bueno, empezamos...
Cuando la semana pasada apuntaba que el Ourense UD era uno de los pocos equipos que había logrado ganar a la SD en la primera vuelta, la verdad es que no me imaginaba que volviera a lograrlo en San Lázaro. Sin querer menospreciar a los de las Burgas, creo que a día de hoy hay mucha diferencia entre ambos equipos y era optimista antes del pitido inicial.
Nuevamente, el visitante apostaba en Santiago por una defensa adelantada, presión desde la salida de balón, mucha intensidad y las líneas muy juntitas para evitar el juego interior picheleiro. No obstante esta vez los de Santiago no lograron hacer valer su condición de intocable en casa. Los ourensanos ejecutaron bien un planteamiento que además vieron reforzado con el gol en el primer acercamiento al área local. Mal balance defensivo de los locales que deja sólo a Arce que entraba al segundo palo y que con fortuna batía a un Pato incapaz de blocar el tiro. A raíz del gol el Ourense abandonó cualquier idea de atacar convirtiendo el partido en un monólogo de posesión picheleira. Una posesión que acompañó de una preocupante falta de fluidez que impedía, como venía siendo habitual hasta ahora en el Vero Boquete, romper por velocidad las defensa visitante para ganar línea de fondo y hacer daño. ¿Los fueras de juego y las constantes interrupciones? Para mí circunstanciales. Hubo demasiados pocos desmarques por ruptura como para valorar la actuación de los árbitros por ello. Prácticamente nada generó el Compos que como mucho sacaba córners muy poco productivos viendo la diferencia de altura que existía entre onces. Con sólo una buena jugada que Primo dio atrás sin encontrar rematador, Hugo se rompía y dejaba su puesto a Gabri. No me pareció mal cambio teniendo en cuenta que hacía falta más profundidad por el flanco izquierdo, pero es que el problema no estaba en las alas. Con un Bicho demasiado ansioso por cargarse al equipo a la espalda y un Antas enormemente desafortunado, los capitalinos eran incapaces de encontrar ni fluidez ni ideas para romper un planteamiento visitante muy similar al de todas las semanas. Por otro lado cuándo Casas y Soto intentaban ayudar en la salida de balón tampoco eran capaces de desatascar la situación. Personalmente sólo salvo a Samu, y no porque fuera quién de solucionar el problema, sino simplemente porque fue el que estuvo más acertado de todos tanto en fase ofensiva como defensiva.
Cuando la semana pasada apuntaba que el Ourense UD era uno de los pocos equipos que había logrado ganar a la SD en la primera vuelta, la verdad es que no me imaginaba que volviera a lograrlo en San Lázaro. Sin querer menospreciar a los de las Burgas, creo que a día de hoy hay mucha diferencia entre ambos equipos y era optimista antes del pitido inicial.
Nuevamente, el visitante apostaba en Santiago por una defensa adelantada, presión desde la salida de balón, mucha intensidad y las líneas muy juntitas para evitar el juego interior picheleiro. No obstante esta vez los de Santiago no lograron hacer valer su condición de intocable en casa. Los ourensanos ejecutaron bien un planteamiento que además vieron reforzado con el gol en el primer acercamiento al área local. Mal balance defensivo de los locales que deja sólo a Arce que entraba al segundo palo y que con fortuna batía a un Pato incapaz de blocar el tiro. A raíz del gol el Ourense abandonó cualquier idea de atacar convirtiendo el partido en un monólogo de posesión picheleira. Una posesión que acompañó de una preocupante falta de fluidez que impedía, como venía siendo habitual hasta ahora en el Vero Boquete, romper por velocidad las defensa visitante para ganar línea de fondo y hacer daño. ¿Los fueras de juego y las constantes interrupciones? Para mí circunstanciales. Hubo demasiados pocos desmarques por ruptura como para valorar la actuación de los árbitros por ello. Prácticamente nada generó el Compos que como mucho sacaba córners muy poco productivos viendo la diferencia de altura que existía entre onces. Con sólo una buena jugada que Primo dio atrás sin encontrar rematador, Hugo se rompía y dejaba su puesto a Gabri. No me pareció mal cambio teniendo en cuenta que hacía falta más profundidad por el flanco izquierdo, pero es que el problema no estaba en las alas. Con un Bicho demasiado ansioso por cargarse al equipo a la espalda y un Antas enormemente desafortunado, los capitalinos eran incapaces de encontrar ni fluidez ni ideas para romper un planteamiento visitante muy similar al de todas las semanas. Por otro lado cuándo Casas y Soto intentaban ayudar en la salida de balón tampoco eran capaces de desatascar la situación. Personalmente sólo salvo a Samu, y no porque fuera quién de solucionar el problema, sino simplemente porque fue el que estuvo más acertado de todos tanto en fase ofensiva como defensiva.
Eso sí, lo que no obviaré será que hubo condicionantes del resultado, por que los hubo, entre ellos el arbitraje. Con decisiones muy cuestionables en cuanto a mismo rasero que descentraron a los jugadores, don García Rodriguez terminó por lucirse con un penalti sorprendentemente no pitado sobre Miki en el área visitante. El extremo no sólo tuvo que padecer la salvaje entrada si no que además tuvo que ver la cara de incredulidad del arbitro mientras observaba las visibles secuelas de un golpe que desgarró por completo la media del extremo y marcó con sangre su pierna. No merece más espacio en este post un árbitro que, cómo tantos otros necesitan mucho que mejorar.
Con la esperanza de que Yago lograra reconducir la situación en el vestuario, se llegaba al descanso, pero aún así, con la reanudación nada cambió y las malas sensaciones no desaparecieron. Si bien el Compos le puso más ímpetu, las ideas seguían sin fluir y las pobres ocasiones llegaban a cuentagotas. Pero algo me levantó de mi hastío, Angel Diez sacaba una mano milagrosa ante el empuje local. La mejor y más clara ocasión de los locales fue desbaratada por el cancerbero visitante y dejaba entrever que no sería el día de la SD, y que poco más se vería.
0-1, primera derrota en casa de la temporada tras varios meses de imbatibilidad, y segunda derrota consecutiva que, a pesar de todo, no quita el liderato a los picheleiros. Parece que el bache de resultados llega al mismo tiempo a los dos primeros clasificados y mantiene la batalla por el primer puesto. Toca enfriar la cabeza y reencontrarse a sí mismo antes que el rival para llegar a los últimos 6 partidos de liga con la confianza suficiente para pelear el campeonato.
No hay trapos calientes. El Compos no perdió por culpa del nefasto partido de un jugador concreto, de las bajas por lesión, el arbitraje o el rival, el Compos perdió porque jugó mal. Y mal no es ni bonito ni feo, mal es mal. Sin creación ni magia, este equipo es más plano que el cerebro de un terraplanista, y la cara fea de este Compos nunca nos la ha ocultado. Condicionantes a parte, cuando los santiagueses no se encuentra con su fútbol, se pierden en un mar de imprecisiones y decisiones equivocadas que acaban al final por estrellarle.
Y termino ya con la fresca noticia de que Rubiales ha preferido la suspensión al desarrollo a puerta cerrada de los encuentros para cumplir con las exigencias del gobierno para atajar los contagios por el coronavirus. Sin la presión que don dinero hace sobre el fútbol profesional, esta medida se antoja como la más salomónica para perjudicar lo menos posible a todos. Se prevé que la suspensión dure dos semanas pero con este bicho, a saber si no se alarga. Con tres partidos aplazados como mínimo, el final de temporada ya se antoja largo, así que mejor descansar y recuperar efectivos para retomar la competición con todas las ganas y energía. Hasta la semana... o no...!!!!
No hay trapos calientes. El Compos no perdió por culpa del nefasto partido de un jugador concreto, de las bajas por lesión, el arbitraje o el rival, el Compos perdió porque jugó mal. Y mal no es ni bonito ni feo, mal es mal. Sin creación ni magia, este equipo es más plano que el cerebro de un terraplanista, y la cara fea de este Compos nunca nos la ha ocultado. Condicionantes a parte, cuando los santiagueses no se encuentra con su fútbol, se pierden en un mar de imprecisiones y decisiones equivocadas que acaban al final por estrellarle.
Y termino ya con la fresca noticia de que Rubiales ha preferido la suspensión al desarrollo a puerta cerrada de los encuentros para cumplir con las exigencias del gobierno para atajar los contagios por el coronavirus. Sin la presión que don dinero hace sobre el fútbol profesional, esta medida se antoja como la más salomónica para perjudicar lo menos posible a todos. Se prevé que la suspensión dure dos semanas pero con este bicho, a saber si no se alarga. Con tres partidos aplazados como mínimo, el final de temporada ya se antoja largo, así que mejor descansar y recuperar efectivos para retomar la competición con todas las ganas y energía. Hasta la semana... o no...!!!!
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