El próximo lunes comienza oficialmente la nueva temporada para la SD Compostela y antes de meternos de lleno en ella me gustaría cerrar algunos flecos que han podido quedar de las valoraciones y comentarios surgidos en estas últimas semanas.
Estos flecos tienen que ver principalmente con el proyecto planteado para esta 2019/2020. Es lógico que a muchos de vosotros os inquieten las bajas o las renovaciones de jugadores de un perfil menos top, pero la estabilidad presupuestaria prima. Cómo repito todos los años, la directiva actual es la que es y tiene su política, si no se está de acuerdo, estoy convencido de que con todo gusto aceptarían donaciones, y como todos los años, esa cola está vacía. Con ello, era evidente que, para corregir las limitaciones detectadas en la plantilla, habría que tocar seguro a jugadores queridos e incluso importantes. Podrá ser doloroso o gustarnos poco, pero esto no debe llevarnos de cabeza al pesimismo ya que esto no significa que la plantilla 2019/2020 vaya a ser peor o menos competitiva.
Como ya comenté con anterioridad, no es muy complicado ascender con dinero, esto ya lo ha quedado demostrado con las propuestas de Rápido de Bouzas o Racing de Ferrol, pero también es cierto que no es una garantía como en el caso del Jaen. Por otro lado el Compostela con un presupuesto apañadito ha conseguido entrar en playoff y hasta de primero en las dos últimas temporadas.
Pero, ¿por qué estoy tan seguro de que con los mismos 220.000 euros se puede confeccionar una plantilla capaz de luchar por el campeonato y el ascenso? Principalmente por cuatro razones. La primera es porque es un proyecto veterano. La plantilla no sólo no se confecciona desde cero si no que además se mantiene el bloque y el cuerpo técnico de las pasadas temporadas. Esto es una clara ventaja frente a proyectos más nuevos que necesitarán de rodaje para empezar a funcionar si es que llegan a hacerlo en algún momento. En este caso tenemos por un lado el ejemplo del Racing de Ferrol que sí lo logró a base de dinero y el ejemplo del Somozas que se quedó en un intento fallido y al que le costará recuperar una categoría a la que no es nada fácil subir con un presupuesto ajustado. La segunda tiene que ver con la plantilla diseñada para las temporadas pasadas. Unas veces por obligación y otras por necesidad o apuesta, se han fichado jugadores que, a pesar de haber rendido bien, no se han ajustado al 100% al perfil definido. En este sentido, la falta de polivalencia ha sido un hándicap insalvable para algunos futbolistas, y otro la relación peso específico/ficha poco rentable. Durante los encuentros de la temporada pasada, recuerdo mirar al banquillo y, salvo cuando había titulares rotando, pensar en los recursos económicos que al finalizar los noventa minutos no habían intervenido, o en las pocas alternativas que había para darle otro aire al partido. La optimización de los recursos derivados de estas fichas está siendo uno de los aspectos prioritarios en el diseño de esta nueva temporada. La tercera tiene que ver con la redefinición de los perfiles que se hace siempre al finalizar la campaña. Durante la temporada, la dirección deportiva estudia la evolución de la plantilla y analiza tanto aquellas cualidades que echó en falta en los encuentros como aquellas que han han tenido un peso relevante a la hora de conseguir resultados. Con esta amalgama de cualidades redefine los perfiles y los compara con la plantilla actual. De aquí saldrán aquellas bajas que, independientemente del rendimiento ofrecido, dejan de considerarse necesarias. La cuarta tiene que ver más con el presupuesto en sí. Y es que el presupuesto es exactamente lo que su propia palabra dice, una previsión en base a unos supuestos que, como todos sabemos, puede desviarse en uno u otro sentido. En este sentido, el montante del presupuesto tampoco debería ser un dato desilusionante, ya que un estimable incremento de la masa social o empresarial no ha sido considerado. De cumplirse las expectativas, significaría un incremento del presupuesto y por tanto una posibilidad real de mejora de la plantilla en el mercado invernal en caso de ser necesario.
En otro orden de cosas, la semana pasada @esedé abrió un hilo en Twitter del que se derivo un interesantísimo debate, ¿fue el Compostela futbolísticamente peor esta 2018/2019 que la pasada 2017/2018? Si leíste mis post de valoración de ambas temporadas podrás comprobar que desde mi punto de vista no lo fue. Es evidente que este año se han conseguido muchos menos puntos que la temporada pasada, pero yo no achaco este resultado al equipo. Para mi, la principal razón de esta merma de puntos es la mayor competitividad que existió dentro del grupo. Mientras que en la pasada temporada sólo 5 equipos pelearon por el playoff, este año, los dos equipos de Ourense, el Choco, el Barco y el Arosa no pusieron las cosas tan fáciles a los cuatro primeros. No hay que olvidar detalles como que al Choco en su campo sólo le ganó el Racing de Ferrol, que el Bergantiños tampoco se acercó a los guarismos de la 2017/2018, o que el decimoséptimo clasificado (primer descendido) sumó 40 puntos frente a los 34 del de la temporada pasada. En este sentido hay que recordar también que el Bergantiños fue más competitivo en playoff este año que la temporada pasada quedando segundo en el campeonato regular en ambos casos. Esto no quiere decir que la temporada del Compostela fuera para enmarcar, pero tal y como yo lo veo, no fue peor que la del año pasado, fue diferente.
Creo que este halo de pesimismo viene muy condicionado por la reciente confirmación de la no continuidad de Álex Ares y Marcos Remeseiro, algo que también me gustaría comentar. Hay que ajustarse a un presupuesto y lo que no se puede pretender es dejar coja la plantilla por intentar retener a las estrellas. Evidentemente nadie oculta que fueron de lo mejor del Compos esta temporada, pero ambas partes tienen que pensar en sus intereses, y eso provoca que a veces sus caminos no confluyan. Álex tenía unas aspiraciones que el club no colmaba y, en el caso de Remeseiro, la necesidad de un jugador con otro perfil hacía imposible el acuerdo. De este modo, la verdadera pregunta que habría que hacerse sería, ¿hemos salido perdiendo? A nivel futbolístico ambas piezas son difíciles de suplir pero no imposible. Con sus salidas perdemos la magia y el libre directo de Álex y la capacidad de hacer jugar al bloque y el libre indirecto de Marcos. ¿Y que ganamos con Baleato y Antas? Pues la polivalencia y el físico en el medio del campo que quería el club con Roberto y la magia y el libre indirecto de la zurdita de Pablo. Se ganan y se pierden cosas y otras habrá que evaluarlas, pero en ningún caso supondrá ni una ganancia ni una pérdida sustancial con respecto a lo que había.
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