Igual que
Festus Agu tras un día de playa, este pasado domingo fue para nuestro querido
Compos el
Domingo Negro, o cómo suele decir la gente más
cool,
Black Sunday. Hemos perdido el primer partido de la temporada, y nos quedamos en la tercera posición, que bajón más grande… De hecho no he vuelto a probar el atún desde el pasado Domingo porque los atuneros nos han destrozado con esos tres goles que cayeron como una patada en las partes nobles, pero de esas que duelen tanto que tienes que ponerte hielo. Si es que hasta tuvimos la opción de un penalti, pero es que ni con esas… Ya nos podían dar 20 minutos de descuento, que si el balón no quería entrar, no había manera. Así que yo, tras este desastroso partido que ha tirado la ilusión de mucha gente por la borda, me pregunto intrigado ¿Qué diablos ha pasado’¿Porqué hemos perdido este partido?.
Difícil encontrar unas buenas respuestas a estas dudosas preguntas, así que he decidido ponerme manos a la obra y buscar una solución al respecto. La búsqueda fue dura, muy dura, me he tenido que recorrer medio mundo para poder hablar con grandes eruditos que me diesen una explicación. Desde
París hasta
Tombuctú, pasando yo por
Londres y tu por
California; todos y cada uno de los caminos que he recorrido me han ayudado a alcanzar mi respuesta. ¿Y qué he sacado en claro? Pues una respuesta lógica y concisa que explica perfectamente el temible momento pasado este domingo: ¡Nos han encogido la portería! Pues sí, queridos y queridas, no sé porque, pero creo que la han encogido, por eso nuestros tiros se iban fuera por tan poco. Seguramente que el sábado por la noche, unos pequeños gnomos contratados por el equipo atunero se divirtieron encogiendo las porterías del
Estadio Salapasidis; y claro, acostumbrados como estábamos a esos centímetros de más, nos costaba más meterla entre los tres palos.
Entiendo que muchos de vosotros pensasteis que fue mala suerte, o que el equipo contrario fue mejor que nosotros, pero yo os aseguro que tengo la certeza de que ésta es la versión correcta de todo lo ocurrido. Hacedme caso, que yo para esto tengo mucho ojo…
Lo más curioso, aunque parezca increíble, es que la derrota no fue una de las peores noticias el pasado Domingo, porque hemos tenido que sufrir el ya famoso día del club del que todo el mundo ha hablado durante la semana. Porque como muchos sabréis, queridos compostelanos, el club ha decidido que en esta temporada, habrá un día del club (espera… ¿o eran dos? Si es que me lío con los números, pero no lo voy a confirmar, no vaya a ser que la gente cuando lo lea se haga ilusiones; imaginaos lo mal que quedaría…). No me parece mal poner días del club para recaudar dinero en partidos importantes, de hecho hasta lo puedo llegar a entender; pero como me decía mi madre cuando me obligaba a recoger la habitación y yo escondía la ropa sucia debajo de la cama: "si lo haces, hazlo bien". Vamos a ver, estamos en el siglo XXI, la sociedad se modernizó y la tecnología facilita muchas situaciones, nunca está de más utilizarla. Si tenemos una lista de números que corresponden a los abonados y sabemos que esas entradas van a estar ligadas a esos números…¿Porqué no se da la opción de comprarlas en internet? Hay mucha gente que entre semana no tiene tiempo para ir a comprar una entrada, bien por sus horarios de trabajo, bien porque reside fuera de la ciudad, y el fin de semana va al Estadio Salapasidis para disfrutar de su querido Compos. Lo único que quieren es llegar al campo, mostrar su carnet y entrar ¿Porqué ponérselo más difícil? Esa larga cola que asomaba por las oficinas del estadio pudo haberse convertido en la mitad si la página web tuviese un apartado en el que pudieses comprar la entrada; tan sólo tiendrías que imprimirla y llevarla al estadio. La gente va a disfrutar del partido, si no se les facilita las cosas, se irán descontentos, y entiendo que eso no es lo que se quiere.
Pero pensemos en lo que está por llegar, que éste solo era el principio del maldito Tourmalet, así que tened a mano el kit de supervivencia que os propuse la semana pasada, y a por el Arosiña.
Bienvenidos al maravilloso mundo de los
gnomos atuneros.
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