Hoy podría hablar de nuestro fichaje para la tan ansiada posición de extremo izquierdo, Rober (Roberto Fernández Martínez, Porriño). Ese jugador que pudiera parecer veterano por sus 27 años, pero cuya historia nos muestra a un futbolista que comenzó a despuntar la temporada pasada. Ese jugador que con 22 años llega a tercera división pero no disputa ni un sólo minuto por su bajo nivel físico, y que lejos de venirse abajo, madura, y desde la primera autonómica comienza a resurgir. Ese jugador del que que ya le separan 15Kg de aquel chico del Areas y que es todo un ejemplo de maduración y afán de superación.
También hoy podría hablar del lateral que le disputará a Saro la titularidad (Sergio Pereira Blanco, Santa Comba, 20). Ese que, aunque de la cantera del Deportivo, proviene del Somozas donde jugó la temporada pasada casi 1.500 minutos en segunda B. Ese fichaje, de un perfil similar al del santiagués, que incluso puede ocupar el lateral izquierdo y que supera mis expectativas a pesar de negar una oportunidad a los juveniles de casa.
Incluso hoy podría hablar de la pena que me da no haber podido despedir como se merece a Recoba, de la esperada renovación de Tomás, algo más que necesario, o de los cuatro fichajes que aún están por llegar.
Pero no, hoy comenzaré hablandoos de Atila, o más concretamente de su caballo, Othar. Sí, Othar, ese hermoso ejemplar de la extinta raza salvaje Tarpán, que guió al caudillo huno Atila a conquistar medio mundo, ese corcel del que se decía que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba. Y es que es muy difícil no recordar a este insigne caballo cada vez que a su Ilustrísima se le ocurre hacer una reestructuración. Como algunos partidos políticos afean a otros, parece ser que cuando a la dirección del club no le gusta algo, en lugar de aprovechar lo bueno y desechar lo malo, rocía de Napalm la zona pretendiendo cual granjero comenzar a transformar el yermo resultante en un vergel. Parafraseando al político Albert Rivera, creo que su Ilustrísima ha constituido una nueva empresa de nombre "Demoliciones Quinteiro". Tal vez fui muy inocente al pensar que cuando dijo eso de que ahora que el primer equipo estaba encauzado se iba a encargar de la cantera, lo iba a gestionar con coherencia y sosiego, pero nada más lejos de la realidad, su afición por los botones rojos y otros útiles de destrucción masiva es enfermiza.
Por si aún no os habéis informado, os cuento que la semana pasada el club cesó a Juanvi como coordinador de la cantera ocupando David Rey su lugar. Esto provocó la dimisión de Javier Bellido como director de la cantera al considerar que esta medida cuestionaba también su labor, dejando la dirección del área como un erial. La onda expansiva fue tal que el club tuvo que salir al paso para contener el desconcierto que esta bomba generó en los padres de los canteranos. Muy probablemente la intención de su Ilustrísima sólo fuera sustituir a Juanvi, pero sus torpes gestiones acaban constantemente convirtiendo sus decisiones en auténticos terremotos, que una vez tras otra desestabilizan el club y arrasan con la confianza en la directiva. Y todo esto, ¿Para qué? ¿Era realmente necesario? Desde la llegada de esta directiva al club, la cantera se consideró siempre un pilar básico del proyecto, pero sólo tras el fichaje de Juanvi hubo un proyecto de cantera. Ahora, y escudándose en unos resultados cortoplacistas, se opta por derruir los restos de ese proyecto fracasado y, sin crear un nuevo proyecto, se sustituye a personal formado y con experiencia por exfutbolistas con escaso recorrido como entrenadores. Y quiero que se me entienda, ni defiendo el trabajo realizado con la cantera hasta hoy ni desprecio a aquellos que quieren probar su valía, critico la falta de un proyecto de cantera renovado y acorde con las circunstancias, y la falta de planificación, los tiempos empleados y el oscurantismo. Para qué sirvió sólo lo sabe su Ilustrísima y necesario es que se explique de una vez lo ocurrido con el Camporrapado y no esto. Pero lo del filial, obviamente, se tapa evidenciando que el responsable aún permanece dentro escondiendo sus vergüenzas hasta encontrar un chivo expiatorio al que arrancar públicamente la piel a tiras por lo sucedido.
Me voy a despedir para no seguir bullendo, pero antes, os dejo una encuesta para que me quitéis de la cabeza las conspiraciones que tanto oscurantismo me generan.
También hoy podría hablar del lateral que le disputará a Saro la titularidad (Sergio Pereira Blanco, Santa Comba, 20). Ese que, aunque de la cantera del Deportivo, proviene del Somozas donde jugó la temporada pasada casi 1.500 minutos en segunda B. Ese fichaje, de un perfil similar al del santiagués, que incluso puede ocupar el lateral izquierdo y que supera mis expectativas a pesar de negar una oportunidad a los juveniles de casa.
Incluso hoy podría hablar de la pena que me da no haber podido despedir como se merece a Recoba, de la esperada renovación de Tomás, algo más que necesario, o de los cuatro fichajes que aún están por llegar.
Pero no, hoy comenzaré hablandoos de Atila, o más concretamente de su caballo, Othar. Sí, Othar, ese hermoso ejemplar de la extinta raza salvaje Tarpán, que guió al caudillo huno Atila a conquistar medio mundo, ese corcel del que se decía que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba. Y es que es muy difícil no recordar a este insigne caballo cada vez que a su Ilustrísima se le ocurre hacer una reestructuración. Como algunos partidos políticos afean a otros, parece ser que cuando a la dirección del club no le gusta algo, en lugar de aprovechar lo bueno y desechar lo malo, rocía de Napalm la zona pretendiendo cual granjero comenzar a transformar el yermo resultante en un vergel. Parafraseando al político Albert Rivera, creo que su Ilustrísima ha constituido una nueva empresa de nombre "Demoliciones Quinteiro". Tal vez fui muy inocente al pensar que cuando dijo eso de que ahora que el primer equipo estaba encauzado se iba a encargar de la cantera, lo iba a gestionar con coherencia y sosiego, pero nada más lejos de la realidad, su afición por los botones rojos y otros útiles de destrucción masiva es enfermiza.
Por si aún no os habéis informado, os cuento que la semana pasada el club cesó a Juanvi como coordinador de la cantera ocupando David Rey su lugar. Esto provocó la dimisión de Javier Bellido como director de la cantera al considerar que esta medida cuestionaba también su labor, dejando la dirección del área como un erial. La onda expansiva fue tal que el club tuvo que salir al paso para contener el desconcierto que esta bomba generó en los padres de los canteranos. Muy probablemente la intención de su Ilustrísima sólo fuera sustituir a Juanvi, pero sus torpes gestiones acaban constantemente convirtiendo sus decisiones en auténticos terremotos, que una vez tras otra desestabilizan el club y arrasan con la confianza en la directiva. Y todo esto, ¿Para qué? ¿Era realmente necesario? Desde la llegada de esta directiva al club, la cantera se consideró siempre un pilar básico del proyecto, pero sólo tras el fichaje de Juanvi hubo un proyecto de cantera. Ahora, y escudándose en unos resultados cortoplacistas, se opta por derruir los restos de ese proyecto fracasado y, sin crear un nuevo proyecto, se sustituye a personal formado y con experiencia por exfutbolistas con escaso recorrido como entrenadores. Y quiero que se me entienda, ni defiendo el trabajo realizado con la cantera hasta hoy ni desprecio a aquellos que quieren probar su valía, critico la falta de un proyecto de cantera renovado y acorde con las circunstancias, y la falta de planificación, los tiempos empleados y el oscurantismo. Para qué sirvió sólo lo sabe su Ilustrísima y necesario es que se explique de una vez lo ocurrido con el Camporrapado y no esto. Pero lo del filial, obviamente, se tapa evidenciando que el responsable aún permanece dentro escondiendo sus vergüenzas hasta encontrar un chivo expiatorio al que arrancar públicamente la piel a tiras por lo sucedido.
Me voy a despedir para no seguir bullendo, pero antes, os dejo una encuesta para que me quitéis de la cabeza las conspiraciones que tanto oscurantismo me generan.
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