Cuando la SD Compostela anunció la despedida de Fabiano no reaccioné en contra. Entendía que el club había sopesado minuciosamente los pros y los contras, y la destitución habría sido la mejor de las alternativas. Aun así, veía casi como una obligación el tener atado un relevo de categoría para hacer frente al tramo vital del campeonato para asegurar el playoff de ascenso. Tras confirmarse que dicho cambio de míster no sería inmediato e incluso que podría no llegar a producirse si el rendimiento de Carde era óptimo, unido a la decepcionante derrota frente al Arenteiro, mi sangre comenzó a bullir tanto como la de muchos aficionados.
Ante el Arenteiro, los de Carballiño dominaron de principio a fin el medio del campo y el técnico blanquiazul fue incapaz en ningún momento del encuentro contrarrestar dicho dominio. En su 4-2-3-1, Antas, Jordan y Samu naufragaron en ataque y defensa, siendo incapaces de nivelar el dominio ni jugando a favor de marcador. Únicamente con Landeira en el banquillo, ni la entrada de Elliot por Jordan cambió lo más mínimo el panorama, porque claro, lo de devolver a Roque al medio era impensable a pesar de las bajas, no fuera a ser que la gente se equivocase, Por si fuera poco el canterano ya se había cargado con una amarilla, y cuando Riki iba a entrar, el 2 cogía el camino de los vestuarios tras su expulsión. Coincido con el míster en que ese fue el punto de inflexión que decantó el partido, pero habiendo tenido 79 minutos para corregir, incluso a favor de marcador, sin prácticamente tirar a puerta, con Allyson y Parapar como únicas bazas ofensivas que generaron peligro, poca excusa tiene. A mi parecer, nueva cerrazón de un entrenador que termina en desastre y que justifica la necesidad de un nuevo cambio, no sé si incluso que para cerrar alguna boca.
Así, hace ya una semana, el club capitalino anunciaba la contratación del técnico vigués Juan Carlos Andrés. Personalmente, me llevé las manos a la cabeza viendo la deriva y el error gigantesco que esto suponía. Se estaba produciendo un viraje en el estilo de juego a pocas fechas de finalizar la temporada y con una plantilla ecléctica más bien enfocada a otro fútbol, que avocaba a mi entender al Compos al desastre absoluto. Tal fue mi desconsuelo que quise ver el partido del domingo, incluso después de haber escuchado al nuevo entrenador en rueda de prensa con un discurso políticamente correcto.
Tras el 2-0 en Avilés, menos ganas me quedaron aún de reaccionar, silenciando todos los grupos de redes sociales y abstrayéndome totalmente del entorno. Lo único que vi fue la rueda de prensa de después del partido, al menos para poder opinar hoy. Tras esas palabras del míster de la SD, me surgió la duda de si nuevamente otro entrenador vio una alegoría de su ideal del futbol, mientras que los demás veían la enésima pesadilla. Y sucumbí. Finalmente, hace un rato, vi el partido.
Partiendo del once de Carde, algo bastante lógico debido al escaso número de entrenos, y con su ideal de alta presión, antes del primer gol del Avilés vi al típico Compos de esta temporada y de estas últimas jornadas, pero con un plus de intensidad en la presión que me gustó. Sin una línea de presión alta y con las lineas bastante juntas, salvo en el gol, el Compostela se mostró seguro en defensa, saliendo bien desde atrás, y con intención, aunque sin mecanismos en ataque. Nuevamente, Parapar el único hombre buscado. Me quedo con el hecho que tiró más a puerta en 19 minutos que en todo el día del Arenteiro. Aun así, repito, mucha imprecisión, poco control con una elevada intensidad. El Avilés un tiro, un gol.
Tras el gol, los de Santiago notaron el golpe durante 10 minutos en los que el Avilés fue superior, pero tras ese impasse los picheleiros recuperaron su imagen inicial. Era interesante ver al Compos de Juan Carlos Andrés yendo a por el partido, y eso sin ninguna duda era la mejor información que nos podía dejar el partido. Pero poca novedad. Volvieron los errores en la salida de balón desterrados por Fabiano, los regalos defensivos, y la misma inoperancia ofensiva. Con el 2-0, mucho empuje pero sin ninguna cabeza que nada aportó como el propio Juan Carlos comentó en rueda de prensa.
Quedan 5 partidos y el Compostela aún es de playoff. Este fin de semana recibe al Palencia en la que será probablemente su última oportunidad de preservar su plaza en la zona noble. Enfrente tendrá a uno de los equipos menos goleados de la liga que luchará por arañar algún punto que le aleje de la quema. Reválida para una SD que tendrá que ir sí o sí a por su rival si quiere seguir luchando por su sueño. ¡Hasta la semana!!!
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