Tras una temporada que no convenció a nadie al quedarse fuera del playoff de ascenso a Primera RFEF, el Compostela comenzaba la temporada 2024/2025 con un silencio pasmoso que solo transmitía secretismo y oscurantismo. Somos conscientes de que las diferentes áreas del club trabajaban para preparar la temporada, pero lo que transmitían era más bien lo contrario. Por otro lado, la dirección del club tampoco se dejaba ver, lo que ayudaba bien poco a que la percepción fuera otra diferente.
A lo largo del verano, las bajas y altas en la plantilla se fueron sucediendo a un ritmo que no permitió que toda la plantilla disputara la pretemporada juntos. Fer Cano y Carlos Cinta, por ejemplo, llegaron apenas una semana antes de iniciar el campeonato. Esta falta de tiempo para cohesionar al equipo es un importante hándicap para cualquier club que aspire a algo más que la mera supervivencia.
A pesar de la voluntad del área técnica, la realidad era que con un cuerpo técnico prácticamente nuevo y una plantilla poco compenetrada, su rendimiento en el arranque liguero probablemente iba a ser bajo. Esta hipótesis se confirmaba aún más cuando los de Santiago se enfrentaban en las dos primeras jornadas a dos de los favoritos: Numancia y Pontevedra. La baja de Antas por lesión durante la pretemporada, quien era un fijo para el entrenador Permuy, solo añadía más leña al fuego.
En el arranque liguero en Soria, ya pudimos ver parte del drama que se avecinaba para este Compostela. Con muchos jugadores bajos de forma o lesionados, los de Santiago sacaron un once que pocas posibilidades tiene de repetirse en condiciones normales. A pesar de estas adversidades, los chavales de la SD no me defraudaron teniendo en cuenta las circunstancias, como tampoco le defraudaron al técnico rival, quien valoró aspectos de esta plantilla, que aunque sin trabajar, tiene mucho potencial. La derrota por 2-0 ante los sorianos pudo haber terminado en empate y mostraba un rayo de esperanza de cara a la temporada. Con un sistema muy definido y una idea clara de juego, es cuestión de tiempo que los picheleiros comiencen a rendir y a sacar puntos.
Cosa diferente fue el partido ante el Pontevedra. Con un once más experimentado que la semana anterior, los pontevedreses pasaron por encima de los locales, que ya perdían por 2-0 al descanso y prácticamente sin crearle peligro a los de la ribera del Lérez. La gran presión de la que supuestamente hacen gala los blanquiazules fue un títere ante la posesión de los de Yago Iglesias, quienes eran capaces de encontrar en todo momento a jugadores sin marca. Cuando el Compostela estaba en fase ofensiva, el jugador con el balón se veía rodeado de hasta tres granates. Yago 3 - 0 Permuy
Pero el Compos esta vez tuvo suerte, mucha suerte. Durante la primera parte del segundo tiempo, era un poema ver la desesperación del míster del Pontevedra cada vez que los suyos fallaban una ocasión tras otra. El sanbenito del ex del Compostela de perder puntos por no saber cerrar los partidos le perseguía, y sabía que hoy podía pasar. Cuando el Compostela, ya a la desesperada, olvidaba su idea de juego inicial y empujada por un encuentro que cada minuto se abría más, lograba marcar su primer tanto, los jinetes del apocalipsis parecieron verse por el horizonte. Y finalmente llegaron. En el descuento, los de Santiago lograban el empate cuando ya solo el juego directo parecía una opción ante el climax de su afición. Empate a doses final que sabía a gloria para los blanquiazules y hundía en la miseria a los granates.
Pero no hay que equivocarse, el Compos tuvo suerte. Aunque también podríamos decir que tampoco tanta. Diego tuvo que retirarse por lesión, al igual que Manu Barreiro. Los picheleiros tuvieron que terminar el partido con 10 jugadores porque a Giuliano se le subieron los gemelos y no había forma de bajárselos. Y Antas continúa de baja.
Una parte crucial que no debemos obviar es el análisis táctico de los dos primeros partidos, dónde las enormes dificultades para iniciar y desarrollar el juego, fueron la principal razón de sus resultados. Decía Permuy en rueda de prensa que se debía a la separación entre líneas, no lo descarto.
Este próximo fin de semana visitamos Riazor para enfrentarnos al filial deportivista. Con bajas importantes, el Compostela tratará de comenzar a crecer una vez ya se ha enfrentado a los favoritos. Será una gran ocasión para evaluar el estado del equipo y ver si las lecciones aprendidas en los dos primeros partidos se traducen en una mejora palpable en el rendimiento del equipo.
La temporada 2024/2025 del Compostela ha comenzado con más sombras que luces. Sin embargo, los primeros partidos han demostrado que, a pesar de las adversidades, hay potencial y margen de mejora. El cuerpo técnico tendrá que currar de lo lindo para cohesionar al equipo y superar las numerosas dificultades que se le están presentado. ¡Hasta la semana!!!!
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