Los que me conocéis sabéis que a mí, personalmente, no me gustó el Arenteiro - Compostela del pasado domingo. Estoy de acuerdo con que fue un encuentro muy disputado, interesante, intenso y emocionante, pero no puedo suscribir a un Fabi al que le gustó mucho el partido. Evidentemente, el partido estaba bastante condicionado por el estado del terreno de juego, y el ambiente de constante revanchismo hormonado que envuelve este derbi, y que ver otra cosa diferente era francamente improbable. Mucho balón por el aire, mucha entrada lanzándose al suelo, poca combinación eficaz, y mucho duelo individual. Más allá del estilo, me gustaron los primeros minutos del Compos que aunque no llegaba a pisar área rival, no concedía ni un solo disparo a puerta. Cierto es que, tras adelantarse en el marcador con el penalti transformado por Mario, los ourensanos achucharon más y los picheleiros sufrieron algo. Tras el descanso, los de Fabiano entraron aún más concentrados y cedieron aún menos ocasiones, pero no pudieron cerrar el encuentro al no lograr finalizar ninguna de las transiciones que tuvieron. ¿Cansancio mental por el excelso trabajo defensivo? Puede, aunque tampoco descarto, que el terreno de juego o el propio Arenteiro tuvieran algo que ver. Por su parte, como era de esperar, los locales se fueron a por los visitantes hasta el pitido final, pero la falta de ideas y el muro erigido por el míster brasileño se les hizo infranqueable. Ni siquiera los diez minutos de añadido sirvieron para mover el marcador.
¿Diez minutos de descuento? ¿Pero qué pasó? Que tras años siendo el equipo que iba a por los partidos porque necesitaba mover el marcador, esta vez el Compostela optó por defender, y más aún tras el solitario gol de Mario. Con el rival achuchando, los de Santiago optaron por aquello que tanto les había herido en campañas anteriores, parar el juego. Intentar que se jugara poco tiempo era la máxima, estirar los dolores en el tiempo, solicitar asistencia, protestar acciones, retrasar el inicio de la jugada, vamos, lo que todo el mundo conoce como perder tiempo, pero que nadie admite realizar. Una práctica empleada muchas veces por el Arenteiro ante la negativa de sus aficionados, se les volvió de frente en una jornada que refuerza la posición de los Blanquiazules y termina con la racha intratable de unos "pulpitos", que no hay que olvidar continúan enrolados en la Copa del Rey.
Mi impresión del árbitro. En la tele parece que el balón toca en la mano de Pol Bueso, el árbitro lo vio clarísimo y salió corriendo para el punto de penalti, y el central lo que protesta es una posible falta, no la mano. En la repetición de la tele no hay ni rastro de la falta, es penalti, sí o también. En la expulsión del portero local, lo mismo, entrada en tackling que impacta en Samu sin llegar ni siquiera a tocar el balón. Roja directa, muy parecida a la de Marqueta, pero en aquel caso el portero del Ourense CF se libró de la expulsión. La altura del impacto pudo tener mucho que ver en esa diferencia de apreciación. Amarilla a Crespo. En mi opinión no es roja porque el quiebro de escobar hace que el balón se dirija hacia el lateral del campo y no hacia la portería. Todo lo demás. Me remito a los mismos condicionantes que mencioné para el estilo de juego, en ese campo y con tanta tensión, yo creo que el colegiado estuvo más que correcto. Se mantuvo frío, controló el encuentro, dialogó y avisó cuando fue necesario, y sancionó el insulto y aquellas faltas que consideró antireglamentarias. Creo además que el volumen de tarjetas fue adecuado, menos podría haber convertido aquello en una batalla campal. ¿Hubo amarillas que no se pitaron y amarillas que no eran? En mi opinión sí, pero estos árbitros tampoco son profesionales y en esta categoría no hay VAR, pedirles más me parece injusto por los medios y capacidades de las que disponen.
Y como soy un indecente, y la semana pasada no os dejé nota alguna para pasar el rato, me toca hoy felicitar a Riki Mangana como el flagrante vencedor de nuestro MVP del mes de octubre de nuestro glorioso club. En un mes complicado en varios aspectos, el joven venezolano se ha hecho con el prestigioso galardón con más de un 40% de los votos. El excéltico se ha convertido en el dueño y señor del lateral derecho aportándole carácter e intensidad. Nos gusta mucho su eficacia, recorrido, saque de banda y proyección, y en el debe dejamos la eficiencia de sus centros, una vez lograda, estará en disposición para dar el salto.
Y me despido ya. El próximo domingo llega a Santiago el Avilés de Primo, uno de los equipos llamados a estar arriba al final del campeonato. Otro partido de élite para una SD que no podrá contar seguro con los sancionados por acumulación Casas y Roque. Muchísimas ganas de ver como Fabi reconstruye su equipo ante las bajas, teniendo en cuenta que el recién llegado Iván Martín no fue ni convocado a Carballiño. Sigo opinando que aunque O Rei tiene muy cerca su once, seguirá sorprendiéndonos con variaciones según el rival y el escenario, hasta que todos sus automatismos estén instalados, sus onces no se volverán más repetitivos. Obviamente, la situación con 19 jugadores disponibles no puede ser igual que con 14. ¡Hasta la semana!!!
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