Érase un recuerdo inolvidable (versión chorras) - Blog SD Compostela EUJLEFG

miércoles, 1 de junio de 2022

Érase un recuerdo inolvidable (versión chorras)

Santiago de Compostela, 31 de Mayo de 1994: Recuerdo perfectamente ese día... De aquellas estaba en el instituto, la adolescencia se apoderaba de mi y mis únicas preocupaciones eran buscar la manera de quitarme todos esos granos que cubrían mi cara para gustar a las chicas y desear que acabasen los exámenes para poder disfrutar de las vacaciones de una maldita vez (si es que en la adolescencia nuestras preocupaciones eran auténticas "gilipolleces" y lo peor de todo es que nos creíamos que eran importantes...¡jaja! ingenuos...). Pero por si fuera poco en gimnasia la lucidez de mi profesora surgió como si un inesperado rayo de sol se mostrase en un día lluvioso y tuvo la brillante idea de obligarnos a aprender unos pasos de baile para mostrar a todo el instituto ¡A TODO EL INSTITUTO! En serio...¿en qué diablos estaría pensando? En plena adolescencia en la que la vergüenza formaba parte de nuestra forma de ser dicha profesora creyó que lo mejor para desprenderte de nuestros temores era bailar, algo que a mi se me daba realmente mal, que digo mal, ¡TERRIBLE!(como os podéis imaginar, bien bien no salió...).

Pero vayamos a lo más importante, que es a lo que venía yo a este post. En mitad de clase de gimnasia, entre baile ridículo y baile ridículo uno de mis compañeros nos comentó que al día siguiente, a pesar de que había clase el viernes, iba a ir en coche con sus padres y unos amigos a Oviedo para ver a la SD Compostela jugarse el ascenso. No sólo iban ellos, sino que se habían apuntado otros 4 o 5 coches (no recuerdo muy bien cuántos...) A mi me sorprendió muchísimo tal detalle porque, tras años en los que el Compos era uno de esos equipos de los que casi no se hablaba, ese día era el principal tema de atención. ¿Qué tendrá ese equipo para que todo el mundo hable de él? Pensaba mientras me miraba en el espejo los numerosos granos que brotaban en mi rostro. Ese día comencé a investigar y a leer la prensa para conocer un poco más sobre el tema (de aquellas internet no existía y tenías que buscarte la vida con el formato físico...). Cuanto más leía sobre ese equipo más me gustaba. El Compos había resurgido de los infiernos y se había plantado frente a los grandes luchando por entrar en la categoría de oro. 

Al día siguiente, al terminar las clases en el instituto (recuerdo que ese día se me habían hecho eternas...), fui directamente a casa para poder disfrutar del que tal vez podría ser el partido más importante de la historia en el club. Un posible ascenso podría hacerse realidad ese mismo día y todavía no éramos conscientes de todo lo que eso suponía, un gran recuerdo que quedaría en la historia de nuestro estimado Compos. Al llegar fui directo al baño a volverme a mirar esos malditos granos que tanto me preocupaban (si es que éramos tan ingenuos, preocupados con las tonterías de siempre...) y tras intentar autoconvencerme de que no estaba tan feo me fui directo al salón para poder disfrutar del partido (de aquellas se podían ver esos partidos gratis ¡qué tiempos!). 

Fue muy curioso ver como a lo largo del partido la emoción se apoderó de mi y una sensación de nervios me dominaba constantemente ¿porqué estaba así? Tal vez el hecho de haber investigado el día anterior me ayudó a fomentar una ilusión inesperada que poco a poco se estaba apoderando de mí... A los 16 minutos Ohen inauguró el marcador, nuestro estimado Compos se ponía por delante pero todavía quedaba muuucho partido. De hecho recuerdo haberme puesto tan nervioso que decidí irme a duchar para no tener que pasarlo tan mal. En medio de la ducha, justo cuando los chorros de agua empapaban mi cabeza, de fondo escuché ese ¡GOOOOOL! ¡El compos había marcado el segundo! La alegría se mezcló con los nervios y, aunque sabía que todavía quedaba partido, me empapé de ilusión. El ascenso estaba tan cerca...

¡Y finalmente llegó el final del partido! El Compos había ascendido a primera división ¡A PRIMERA! No me podía creer lo que estaba viendo, era un momento inolvidable. Entre todas las imágenes que me vienen a la mente de ese día recuerdo haber visto la plaza roja llena de gente celebrando por primera vez el éxito de un equipo que no era ni el Madrid ni el Barcelona.

Cómo os podéis imaginar, mi compañero de instituto que fue con sus padres a Oviedo hoy en día lleva años sin ver un partido del Compostela y la mayoría de la gente que esa noche sonrió en la plaza roja ha olvidado al equipo que un día le hizo tan feliz.

Ojalá repetir esos momentos, ojalá volver a soñar...


Bienvenidos al maravilloso mundo del pasado compostelano.



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