Estadio Vero Boquete (el que está al lado del campo de entrenamiento Salapasidis) Domingo 24 de Abril 11:45 a.m.
Una vez más hemos vuelto al estadio. La escasez de gente contrasta con esa afición arosana que, fiel a su equipo, se asentó en preferente deseosa de disfrutar de un gran encuentro. El día no era malo, pero tampoco hacía un "tiempazo", lo que de toda la vida se ha llamado "ni frío ni calor". Nada más entrar en el campo me dirigí a la cafetería para poder disfrutar de esa "agua con un leve aroma a café" que no sabes porqué sigues pidiendo. Entre sorbo y sorbo escucho de fondo una canción de Julio Iglesias ¿en serio?¿de Julio Iglesias? A ver, puedo llegar a entender que la música debería ser para todo tipo de público, pero mira que hay canciones que hablen sobre Galicia...¿el Obradoiro tiene el "Ondiñas veñen" y nosotros a Julio Iglesias? Dejando de lado la banda sonora fui directo a mi asiento y me preparé para un partido en el que podría pasar cualquier cosa ¿Volveremos a los "empatiños" o esta vez nuestro estimado Compos nos dará una sorpresa?
El partido comenzó y las cosas no iban mal, a pesar de que, como viene siendo habitual, nuestra puntería no está nada fina. Entre pase y pase decido hacer una visual al estadio y compruebo que, a pesar de la "final" que estamos viviendo sigue sin venir ni Dios al campo. A los que decidisteis no ir os puedo asegurar que este encuentro sí merecía la pena, fue entretenido de principio a fin. Los minutos pasaban y la tensión comenzaba a aumentar, salvo esos casos en los que la megafonía decidía hacer acto de presencia con esos latigazos inesperadas que pueden llegar asustar a cualquiera. Fue en ese instante cuando me di cuenta que viendo el caso que hace el Ayuntamiento al estadio vamos a tener que hacer una colecta entre los aficionados para comprar unos buenos altavoces que den un sonido mínimamente decente. Eso sí, si van a volver a poner canciones de Julio Iglesias yo no pienso poner un duro.
Cuando nos estábamos acercando al descanso comprendimos que todo iba a seguir igual, seguramente nos iríamos al vestuario con nuestro estimado "empatito" de siempre. Pero no, que va, un señor llamado Pablo y apellidado Durán se sacó un pedazo "zambombazo" que hizo rugir al estadio. Bueno, rugir rugir tampoco, pero sí hizo levantarnos a los cuatro gatos que estábamos en el campo. ¡Por fin llega el gol!¡ya nos empiezan a salir las cosas!. A pesar de la alegría muchos sabíamos que el partido no había terminado y viendo las ocasiones arosanas no era descabellado pensar en que todo esto acabaría en empate.
Y así fue, estimados y estimadas, los señores arosanos quisieron unirse a la fiesta y nos endosaron un golito que a más de uno le pareció dudoso, ya que vieron una falta del delantero al defensa. nadie protestó y el gol subió al marcador. Frases como "ya estamos como siempre" o "que poca dura la alegría en la casa del pobre" volvían a sonar en el estadio, era demasiado bonito para ser cierto. el equipo no estaba bien, el gol le sentó como el culo y muchos de nosotros ya esperábamos que el marcador no cambiaría. Pero no fue así, que va, todavía faltaba la guinda final. En el minuto noventa y algo Primo fue derribado en el área por el portero arosano y el árbitro decidió pitar penalti. Os podéis imaginar la reacción de la afición arosana. Después de lo ocurrido en el partido de ida nos pusieron a parir. De hecho, en el trayecto del estadio a casa no dejaron de pitarme los oídos... ¿Fue penalti?¿no fue penalti? Sinceramente, a mi me parece penalti, pero cada uno que tome sus propias conclusiones que yo no estoy aquí para convencer a la gente, sólo vengo a decir tonterías.
En cuanto Samu cogió el balón y se dirigió al punto de penalti lo primero que me vino a la cabeza fue decir:"¡no es el mejor momento para que tiremos un penalty!¡tal cómo están las cosas hay muchas posibilidades de que lo fallemos!" Dudoso por el desenlace del tiro decidí cerrar los ojos y dejar que el destino decida. ¡Y gol!¡Samu metió gol!¡por fin nos sonreía la suerte!¡ahora sí que estábamos más cerca de la victoria! Estaba tan contento que por un momento me olvidé de esos inesperados ruidos molestos con los que nos seguía deleitando la megafonía del estadio.
Y así llegamos al final del encuentro ¡hemos ganado! Intenté celebrar el resultado pero hacía tanto tiempo que no ganábamos un partido que ya no recordaba cómo se hacía... De hecho se me hacía raro salir del campo contento. Esperemos que este sea el principio de un cambio que muchos llevamos deseando desde hace muuuucho tiempo...
Bienvenidos al maravilloso mundo de las victorias compostelanas
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