Antes de arrancar con el post me gustaría proclamar como vencedor del MVP de abril a D. Aythami Perera, sensacional el temporadón del delantero canario a pesar de su expulsión frente al Ribadumia. Un aplauso para el galardonado!!
Empiezo hoy este post hablando del partido del Compostela frente al Vilalbés en el Vero Boquete de San Lázaro el pasado uno de mayo. Al equipo da Terra Chá le bastó con un tiro desde la frontal y un corner para doblegar a un Compostela al que le costó un mundo remar para empatar y que naufragó ante el segundo gol de los visitantes. Y os puedo asegurar que no fue por ocasiones. Yo conté 4 clarísimas que se pierden en el limbo del infortunio más que en la falta de confianza. Con la pólvora mojada, el Compostela es un equipo muy vulnerable que queda a merced del acierto rival y su nivel defensivo.
Pero más allá de la falta de acierto de cara a puerta, más que claro responsable de la derrota por 1-2 frente al Vilalbés, me gustaría centrarme en las otras sensaciones que transmite el equipo. Mientras que el Racing está on fire, le sale todo y llega a tope al playoff, los de Santiago llegan con las dudas que genera su variable rendimiento. ¿Es que acaso los picheleiros no saben cerrar los partidos? Para nada, es decir, los picheleiros a favor de marcador son un temible adversario como lo demuestra las goleadas que endosa cuando el contrario tiene que salir a buscarle. ¿Bisoñez? Un poco, ¿dejarse llevar y no ir decididamente hacia el partido? Eso tampoco, o al menos yo no lo percibo así. Entonces, ¿qué es? A mí personalmente el equipo me transmite dispersión como conjunto. Es cierto que individualmente las acciones son comprensibles e intencionadas, pero el juego colectivo entra por fases en una laguna espesa que se traduce en una galopante falta de fluidez que acaba por transmitir una constante sensación de intermitencia. Durante estas fases del juego, al balón le falta velocidad convirtiendo los ataques en previsibles y favoreciendo el trabajo defensivo de unos rivales que ante el Compos saben que deben plantarse y aguantar. De hecho, los equipos con un juego más alegre suelen ser presa fácil para recibir una goleada por parte del equipo máximo goleador de la campaña.
Hilando con esto, no es raro plantearse si los datos nos aportan algo más de claridad sobre esta situación. Si dividimos en cuartos la liga obtenemos que los de Santiago sumaron 17, 18, 18 y a falta de dos partidos 12 puntos en cada uno respectivamente. Teniendo en cuenta que la SD subió el Tourmalet en el primero y tercer cuarto, los datos nos demuestran que el nivel del equipo rival tampoco parece haber influido sustancialmente en la consecución o no de puntos por parte de los picheleiros. Es más, parece que el hecho de jugar en casa o fuera con un determinado rival ha tenido también poca influencia. También es evidente que la falta de rendimiento fuera de casa es un factor ineludible e importante, pero este hecho es relativo, es decir, si lo comparamos con el año pasado sí, pero si lo comparamos con sus competidores, el Racing por ejemplo, lleva prácticamente el mismo ratio de puntos que el compos, 60% de en casa y 40% fuera, y sin embargo los departamentales se han proclamado campeones de la competición. De todo esto se desprende que han sido tan relevantes los puntos perdidos por el Compostela en casa como los que ha perdido fuera.
Visto que tirando de este hilo no desenredábamos la madeja pasamos a uno de mis ratios preferidos que ya analicé en temporadas anteriores, la capacidad de remontar resultados adversos. Los de Santiago remontaron con victoria el partido de ida frente al Ribadumia y los dos frente al Silva, y de las visitas a Lugo, Villalba y Boiro sacaron un empate. Caso especial es el del Bergantiños en Carballo dónde los de Santiago remontaron pero no fueron quienes de defender la renta y acabaron cediendo un empate. Empate que también acabaron cediendo frente al Paiosaco tras adelantarse en el marcador. De un total de 16 encuentros en los que la SD fue por detrás en el marcador, en 10 no consiguió remontar, en 3 empató y en otros tres logró la victoria, es decir, fue quien de remontar un 37, 5% de las veces y pero sólo de cosechar 13 puntos, es decir, un 27% de los puntos en liza. ¿Estres? ¿Dificultad para gestionar la responsabilidad? Puede, pero sea cual sea la causa, el equipo debe poner freno a esta situación, y analizar lo sucedido contra estos equipos y en general con todos los equipos que se encierran con mucha gente por detrás del balón.
Sea como fuere el equipo finalizará tercero la liga regular y estará en el bombo que sorteará los emparejamientos para la fase de ascenso a segunda B, acompañando de momento a Racing de Ferrol y Bergantiños. Aún así, la temporada regular no ha terminado y este domingo recibirá en el Vero Boquete al Somozas a las 18h. Veremos si el equipo se serena y sin presión ofrece su mejor versión, pero ¡ojo! no queramos ver recuperación en un equipo cuya resistencia a la presión está en entredicho, nos equivocaremos. Hasta la semana!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario