Para los que no estuvisteis pendientes la semana pasada de lo sucedido, os pongo al día. El Boiro se salvó del descenso la temporada pasada terminando en decimocuarta posición, pero con una deuda de 94.000€ con la seguridad social y la plantilla. Debido a que los acuerdos entre federación y AFE defienden los intereses de los jugadores, si antes del pasado jueves no se abonaba dicha cantidad, el club perdería su plaza en segunda B descendiendo a tercera división. El club barbanzano siempre se mostró dispuesto a satisfacer las deudas y mantener la categoría, pero su presidente prefería no tener que ser él quien se encargara de aportar el capital, y poco antes de cumplirse el plazo se puso a negociar la venta del club a un grupo inversor. ¿Qué pasó? Pues que nadie pagó, el plazo venció y los boirenses descendieron administrativamente a la tercera división. Ante el asombro de todos por lo sucedido, el presidente del Boiro salió a la palestra para defender la actuación del club y solicitar una moratoria a la federación española de fútbol, alegando que la intención del club en todo momento fue la de pagar, pero que el grupo inversor que tenía que abonar el dinero no lo hizo. El grupo inversor mexicano, por su parte, se lavaba las manos diciendo que todo aquello era cosa del Boiro y que nada tenía que ver con ellos. Un cuadro de dolor. El Boiro ha descendido y no se espera que la federación acepte sus alegaciones, aunque todo puede pasar, y, computados todos los descensos por deudas de segunda B, el precio final de la plaza vacante en el grupo uno de la segunda B asciende a 133.000€, a abonar por el club "que lo desee" antes del próximo sábado. Y entrecomillo "que lo desee" porque, como en todo, hay prioridades.
En este caso, tienen prioridad aquellos equipos que pertenezcan a la federación gallega de futbol, y de estos, los que jugaron fase de ascenso a segunda B, los que descendieron de segunda B y los demás equipos de tercera división. El orden sería, Cerceda, Somozas, Bergantiños, Villalbés, Arosa, Compostela y así hasta el decimoquinto clasificado del grupo uno de la tercera división. Aún así, para muchos de estos equipos la estabilidad presupuestaria es mucho más importante que el suculento caramelo del ascenso administrativo, y pocos se plantean seriamente optar a él. Y no me extraña, nadie quiere imitar al Huracán de Valencia y más con lo mermados que están los ingresos de los clubes, en muchos casos salvados por el aporte de los socios, que llegado el momento siempre deciden parar de pagar. El Huracán compró su plaza en el 2011 y tristemente acabó desapareciendo en 2015. Aunque no parezca mucho, una plaza barata como las de este año supone casi un 40% del presupuesto de un equipo de tercera, como el que tuvo la pasada temporada el deportivamente ascendido Rápido de Bouzas. Posiblemente, y si nada cambia, la compra de plazas acabará siendo exclusividad de equipos profesionales con presupuesto más que de sobra para permitirse comprarlas para sus filiales. Dejo para otro día hablar sobre qué pintan estos filiales adinerados compitiendo con equipos tan pobres.
Pero los equipos no son los únicos implicados en este embrollo, también hay agentes externos interesados para complicarlo aún más. Por un lado, la federación galega de fútbol que no quiere que los equipos gallegos pierdan esa plaza de segunda B. Tal es el interés de la federación regional, que no descartaría algún tipo de apoyo económico-financiero a la compra para tentar a los interesados. Por otro, algunos equipos de segunda división A sin filial en la segunda B. A estos clubes les interesa que sus jóvenes promesas tengan minutos en una categoría de nivel tentando a los interesados con jugadores a coste cero que aligeren sus gastos.
Y os preguntareis, ¿y a mí que me importa todo esto si yo soy del Compostela? Pues bastante aunque no os lo creáis. Independientemente de la hipotética y remota posibilidad de que a la directiva del Compostela le interesase comprar la plaza, hay dos aspectos que afectan directamente a los santiagueses. Éstos son la configuración definitiva del grupo uno de la tercera división, y la convulsión provocada por el Boirogate en el mercado de fichajes.
Parece evidente que un grupo con un Boiro, un Somozas y un Cerceda hecho para ascender, por ejemplo, no es igual de competitivo que un grupo con sólo un Boiro y un Cerceda sin aspiraciones. Hay que tener en cuenta, por si no fuera poco, que la situación económica del Cerceda es tan delicada que o bien compran la plaza en segunda B para poder morir matando o bien reducen su presupuesto drásticamente para sobrevivir.
Por otro lado el Boirogate ha provocado que los jugadores de los equipos implicados hayan frenado sus negociaciones hasta que éste se resuelva, ya que es posible que puedan optar a una opción mejor tras su resolución. Este incómodo imprevisto ha acabado impidiendo a Casti cumplir con su intención de cerrar la plantilla antes del 30 de junio, ya que algunas de las opciones que sondeaba para cerrar las dos fichas que le faltaban, estaban entre estos jugadores. Pero Casti siempre tiene alternativas, y para cerrarme la boca ficha a un delantero que viene del país vasco, como siempre chapeau Casti, el puto amo de la discreción. Hasta la semana!!
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