No mires al banco I (versión seria)

Empezamos por el jugador más valioso del mes de enero. Hay muchas cosas que decir así que vamos ligerito. Como ya se veía la tendencia esta, vez sí, Pato se lleva el premio como última línea defensiva y que parece estar manteniendo a flote un barco que parece tener cada semana más vías de agua. Hay que darle la enhorabuena al charrúa porque está siendo de los mejores esta temporada. A seguir así.

Corriendo viajamos a Móstoles. Apostaba por ello y Rodri no me defraudó, contra un equipo directo nuestra mejor arma era el 4-4-2. Una semana más el míster imprimió un ritmo elevado que le duró una vez más 20 minutitos, pero que no fue determinante para lo que sucedió después. Con Parapar y Durán a pierna cambiada el Compos abandonó el centro del campo y trató de entrar por fuera con recorte y tiro o centro. Aunque en este sentido eché de menos más aporte de los laterales en ataque, y porqué no, un poco más de chicha táctica arriba con cambios de posición frecuentes entre Escudero y Durán. En defensa el grupo se mostró muy solidario y los centrales ayudaron en la salida subiendo varias veces el balón. Además, el equipo se hizo fuerte ganando muchos segundos balones que anularon mucho fútbol rival. Con tantas cosas bien hechas parecía obvio que en el 26, y cumpliendo con la idea de partido, los de Santiago se adelantaran con gol de Escudero tras resolver en el área un balón servido por Parapar que Durán no fue quién de convertir. Tras el gol, los locales sintieron el golpe y lo pasaron mal, llegando los mejores momentos del Compos que no logró incrementar su renta. Al borde del descanso los de Móstoles empezaron a renacer, lo justo para llegar animados al vestuario. Tras la reanudación se mantuvo la misma tónica con la que murió la primera mitad, y la fuerza mental de los locales les llevó a la victoria frente a un Compostela apático y nuevamente sin personalidad, que acabó tirando el partido por mucho que le entraran las prisas en los minutos finales. Segunda derrota de los picheleiros que siguen basando sus esperanzas en los números, pero que jornada a jornada transmite que le pesan los deméritos propios que los méritos del rival.

A ver, la clasificación dice lo que dice, y esto es así, el equipo está en playoff de ascenso con un partido menos, suma solamente dos derrotas en su haber y 16 goles encajados. Pero tampoco se puede negar que lleva tantas victorias como el Arosa que está a dos puntos de la promoción, que tiene casi los mismos empates que el Arenteiro que está en descenso, y que de ser tercer máximo goleador a 3 goles del segundo en la jornada 15, ahora es cuarto a 10. Y es que el problema no es la situación como tal, sino la tendencia. No dudo que esto pueda ser circunstancial, el parón, las bajas, etc. pero tampoco uno debería quedarse mirando al cielo esperando que escampe.

De los últimos goles anotados, 3 han sido a balón parado, tres desde el punto de penalti, 2 en ataque posicional y solamente uno en transición. De los encajados, 4 han sido a balón parado, tres provocados por pérdidas en la salida de balón, uno de juego directo y uno en ataque posicional. Y esto no es casualidad es una consecuencia del juego desplegado.

Desde nuestra postura defendemos el plantel. Es norma del club, no fichar en invierno salvo casos muy particulares, y esta temporada no se han producido. Otra cosa es que el rendimiento de los jugadores no fuera el esperado. En este sentido, esto no depende úncamente del jugador, también de lo que el míster sea capaz de sacarle y del juego colectivo, es decir, cuándo el equipo juega mal los errores individuales se ven más. Si el equipo no genera ocasiones no marca y si no defiende bien encaja. Cuando un entrenador tiene clara su idea de juego y lo que necesita para desarrollarla, acabará logrando que el equipo funcione.

Las semanas pasan y el equipo se muestra cada vez más ecléctico, sin identidad, y menos protagonista incluso en su propio campo. Parece un equipo más preocupado por el rival que por sus propios problemas, un equipo que no tiene claro a qué juega ni a qué quiere llegar a jugar. Rodri ha logrado hasta el momento que el equipo mantenga un buen rendimiento defensivo en estático. A balón parado, el conjunto blanquiazul incluso ha mejorado con creces con la ayuda de Fiz, sobre todo ofensivamente. Aunque la calidad técnica individual no se ha resentido notablemente, se percibe que los jugadores jornada a jornada pierden más virtudes con balón. Siendo capaces de progresar con cierta facilidad, el conjunto comete demasiados errores en la salida, y parece haber perdido los mecanismos que le permitían generar peligro con frecuencia, o incluso letalidad en las transiciones ofensivas. En nuestra opinión, el cuerpo técnico plantea bien los encuentros, pero durante el transcurso del encuentro vemos pocas reacciones acertadas desde el banco a todos los niveles, incluido el psicológico. Nada es un problema, de hecho todo se puede trabajar, las imprecisiones, los automatismos o incluso la toma de decisión, pero sin una idea clara todo queda simplemente en mucho potencial y nada de foco, malgastando los esfuerzos.

Rodri trabaja, y por mal que pueda pesarle a más de uno, estamos convencidos de que terminará la temporada en el banquillo picheleiro. Es más, pocos dudarían que si logra el ascenso se habría ganado la renovación, por lo que, por favor, las evaluaciones al terminar la temporada que es cuando se revisan los objetivos. Al margen de esto, siempre se mira al banco cuando algo no gusta, y este parece ser el caso. El domingo a las 12 aterriza en el Vero Boquete el filial pepinero para pelear por la cuarta plaza, y el devenir de los acontecimientos terminará colocando al equipo en el puesto clasificatorio que le corresponde. ¡Hasta la semana!!!!