Mal que nos pese, hace tiempo que los clubes de fútbol decidieron basar su estabilidad presupuestaria en contratos televisivos y el merchandising, dejando a un lado el interés por las taquillas, más aleatorias, y dependientes tanto del resultado deportivo como de la masa social. A la postre, son estos contratos televisivos los que están marcando los horarios de los partidos, quedando el margen de actuación de los clubes bastante limitados. En definitiva, el aficionado que quiera asistir a los partidos de su equipo deberá aceptar horarios poco fijos, y poco asumibles en ciertos desplazamientos.
En esta tesitura de los contratos audiovisuales los clubes fijan los precios de sus entradas. De este modo, muchos equipos conocedores de que su asistencia media al campo es independiente del precio de la entrada, o lo que es lo mismo, al Campo van siempre los mismos, fijan un precio alto, ya que poca o nula influencia económica le va a suponer rebajar el precio de la entrada. Al final, esa mayoría arrastra a los demás que acaban fijando el precio por comparación y no en función de los costes, dándose el curioso caso de que campos muy costosos de mantener como el Vero Boquete, tengan el mismo precio de entrada que O Espiñedo. Además, no hay que descartar que muchos equipos con escasa masa social estén utilizando el precio como limitación del número de asistentes y, aún maximizando los ingresos, evitar que el conjunto visitante se encuentre arropado a domicilio.
Con todo esto un aficionado se plantea si desplazarse o no con el equipo, hace cuentas y valora. El primer pensamiento es siempre el mismo, "si el club me lleva voy", pero entonces ¿qué sucede? Que al final aunque se proponga no sale. El Pontevedra propuso hace dos semanas autobús para visitar al Bergantiños, al final este no salió porque únicamente se cubrieron 23 plazas. Curiosamente en As Eiroas se contabilizaron más de 35 personas del conjunto granota. Lógicamente un coche con 4 ocupantes siempre saldrá más económico que una plaza de autobús, y la edad media de los aficionados, que se ha ido incrementando en los últimos años en todos los equipos, hace que casi cualquiera pueda disponer de vehículo para desplazarse, a riesgo de convertir esto en un precedente y que el club no quiera volver a proponer otro desplazamiento.
El futbol está cambiando, y esto ya es el futbol moderno, un espectáculo de ocio que consume más recursos que el antiguo y que por tanto condiciona su consumo. Este futbol moderno es el que hace que un aficionado "de los de antes" se cuestione cada semana si le es rentable desplazarse, pero que por otro lado le permite al "nuevo" consumidor ver en directo o diferido casi cualquier partido aunque sea de la cuarta división española. El fin de semana pasado tuve que asistir a un compromiso familiar que me impedía ir al Vero Boquete. Desconecté las notificaciones a las 17h del sábado y a las 24h el partido ya estaba disponible en la web de la RTVG. Aislado del mundo pude disfrutar del encuentro desconociendo lo sucedido e incluso pudiendo tomarme pausas o revisar jugadas.
Me quedo con el análisis de Rodri, 100% de acuerdo, y me reitero en lo comentado la semana pasada, sufrimos cuando vienen a por nosotros, con y sin balón, y eso tenemos que corregirlo cuanto antes. Cuando somos efectivos, bien, cerramos el partido y que el rival haga lo que quiera, pero cuando no sufrimos con y sin balón, por eso mientras no consigamos corregir esto, necesitamos cerrar los partidos. ¡Hasta la semana!!!
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