"Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín." Comenzaba así Espronceda su Canción del Pirata para continuar su relato con un "Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín." Y es que tras la sexta victoria consecutiva del Compostela, el 3-0 al Ribadumia en casa, a nadie ya se le escapa que este equipo va como un tiro hacia sus objetivos y quien sabe si más allá. Como bien dije la semana pasada, habrá que esperar al partido del Barco para cuantificar las opciones reales que tiene "El Temido" de ser campeón, pero como dijo Yago, ahora lo que toca es disfrutar todos del momento que las circunstancias actuales nos brinda.
El partido del pasado domingo no fue tan sencillo como el marcador final pudiera reflejar. El Ribadumia, saltó al verde de San Lázaro con el mismo 3-5-2 con el que su técnico conquistó Santiago la temporada pasada con el Villalonga. Pero a pesar de plantar cara haciendo una fenomenal labor los noventa minutos, fueron incapaces de contener todas las ocasiones que generaron los locales. Durante 44 minutos, los del Salnés consiguieron mantener su portería a cero e incluso inquietar la de Lucas, pero el cántaro fue demasiadas veces a la fuente y acabó por romperse en un error individual de Fandiño. Saro le roba el balón al centrocampista del Ribadumia en una zona comprometida, Primo se hace con él y encara a Iván Parada para asistir muy inteligentemente a Santi Gegunde que no falla. Me quedo con el muy significativo detalle de la sensación de derrota que mostraron los jugadores del Ribadumia tras encajar este primer tanto, conocedores de que con el marcador en contra tendrían muy difícil sacar algo positivo de San Lázaro. A pesar del mazazo los del Salnés arrancaron la segunda mitad con ganas, intentando hacerse con el mando del centro del campo y generando peligro. Un buen arranque del Ribadumia que terminó cuando Yago dio entrada a la experiencia de Mon por un Samu que tuvo una de sus mejores actuaciones de la temporada a mi parecer, y al que no achaco la incapacidad de controlar el nuevo planteamiento de los visitantes en la medular.
Por su parte, el Compos llegaba a este encuentro con la baja de última hora de Álex Ares. La baja imponía, pero la gran gestión del grupo por parte del cuerpo técnico está minimizando los efectos de cualquier baja en los resultados. Para este partido, el míster escogió salir al campo con un claro 4-4-2 muy favorecido por el estelar binomio Samu-Tomás, que divirtió mucho al respetable con un juego combinativo con constantes roturas de líneas. Para mí el hecho de no anotar hasta el 44 fue simplemente anecdótico. Y es que este Compostela es otro, la fuerza mental de este equipo es increíble, sabe que el gol llegará, sin caer en la desesperación, la ansiedad o la precipitación, se divierte con paredes profundas, cambios de ritmo, recortes hacia dentro y fuera, y subidas de los laterales. De nada sirvió el planteamiento del Ribadumia para frenar el juego por dentro de los picheleiros, los de Santiago entraban por cualquier hueco que quedaba libre. Tras el descanso le tocó apretar los dientes y aguantar el chaparrón hasta la entrada de Mon, lo hizo bien, mostró seguridad defensiva y nunca vendió a Lucas que aunque no tuvo mucho trabajo el poco que tuvo lo solventó con pragmatismo. La entrada de Mon trajo al once la serenidad suficiente para recuperar la posesión y volver a crear para cerrar el partido.
Terminé el encuentro muy contento, vi un buen espectáculo, goles y me fui con tres puntos más en el casillero que aunque no sirvieron para ampliar la diferencia con el Bergantiños, sí valió para mejorar aún más si cabe nuestra autoconfianza. Como decía cierto medio de prensa escrita, "Una victoria más y una jornada menos". Pronto llegarán los partidos más difíciles y en los que el equipo tendrá que dar todo lo que tiene para sacarlos adelante, puede hacerlo siempre y cuando mantenga esta actitud y no caiga en la autocomplacencia, la autosuficiencia o la relajación. Cuesta mucho llegar arriba, pero cuesta mucho más mantenerse. Seguir trabajando de la misma manera y ser lo suficientemente humilde para no olvidar lo costoso del camino recorrido y del que queda por recorrer, es la única vía que le queda al equipo para superarse a si mismo y a sus propios objetivos. No se trata de buscar rivales a quienes batir si no objetivos que superar, poner el acento dentro y no en el ambiente externo porque es dentro de uno mismo donde se encuentran nuestras propias limitaciones.
Y os dejo ya. Con la seguridad de sentirme líder al menos durante 2 jornadas más y siendo el mejor equipo a domicilio, me despido recordándoos que este fin de semana visitamos Laracha, un equipo que aun jugando bien no logra alejarse de los puestos de descenso. Chao!!!
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