El césped artificial es una superficie fabricada con fibras sintéticas con el fin de parecerse al césped natural. El césped artificial surgió a mediados de los años 60 en Estados Unidos como alternativa al césped natural para la práctica del fútbol americano. Los primeros modelos de césped artificial deportivo se fabricaron como consecuencia de una fuerte demanda de este producto en superficies deportivas cubiertas (carentes de luz natural) cuyo objetivo principal era conseguir características de juego similares al césped natural con un mínimo mantenimiento y un elevado número de horas de uso. Posteriormente su implantación se extendió al tenis a finales de los 70, al hockey y al fútbol durante los 80 y finalmente al golf ya en los 90.
Las primeras pruebas en el fútbol se realizaron en Inglaterra con céspedes sintéticos de segunda generación. Los malos resultados en cuanto a la mala calidad de las superficies y los problemas de seguridad, obligaron a la Premier League a prohibir su uso en 1994. Ya en 2001, FIFA y UEFA lanzan un programa de garantía de calidad para césped artificial con el propósito de desarrollar un estándar industrial para estas superficies en el fútbol. Desde 2015 las marcas “FIFA QUALITY” y “FIFA QUALITY PRO” distinguen a los terrenos de hierba artificial en los que se permiten disputar competiciones internacionales.
Los céspedes sintéticos comienzan a instalarse en el fútbol español a partir de los 90 coincidiendo con el boom que experimentó el césped artificial deportivo con el desarrollo de los céspedes de tercera generación. Estos céspedes conseguían reducir al mínimo los niveles de abrasividad y elevar la vida útil del césped entre dos y tres años más. Además, la mejora en la altura de los hilos y los rellenos mejoraba las sensaciones de juego. A este desarrollo tecnológico hay que añadir el cambio en la gestión de las administraciones públicas. A partir de los 90 las administraciones buscan instalaciones que compatibilicen competición y deporte para todos, que posibiliten un uso intensivo del terreno y que garanticen unos niveles de calidad minimizando los costes de mantenimiento. En 2005 había casi un 9% de terrenos de juego con hierba artificial instalada y en 2015 ya eran casi el 30%.
Pero, ¿tienen ventajas los céspedes artificiales? Pues depende de a quien le preguntes y con que lo compares. Yo compararé con un campo de hierba natural bien mantenido y que por tanto es liso y plano, sin surcos, baches o con un césped desigual o con gradaciones y con el césped bien cortado y húmedo.
En teoría, el menor coste y mantenimiento constituye la principal razón por la cual se instala césped artificial en los terrenos de juego. Estas instalaciones no requieren de siembra, riego ni siega y con poca frecuencia requieren que se pinten las líneas. Tampoco se les hacen surcos, hoyos o protuberancias que haya que reparar pero su vida es limitada y requiere de limpieza periódica. Pero según un informe de 2009 de la Sports Turf Managers Association, el coste anual de mantenimiento de un campo de césped natural era de US$14,000 y de US$23,000 el de uno con césped artificial. Aunque también es cierto que los gestores pueden obtener una mejor ganancia con el césped sintético, ya que permite más tiempo de juego al verse menos afectado por la climatología o la carga de uso.
Otro de los puntos de controversia son las lesiones. Según la STMA, la dureza y la poca resistencia del césped artificial conducen a mayores lesiones. Sin embargo, un estudio realizado por la FIFA durante el Campeonato de fútbol Sub-17 en Perú en 2005, y que se jugó íntegramente sobre césped artificial, concluyó que hubo muy pocas diferencias en la incidencia, la naturaleza y las causas de las lesiones observadas en los partidos jugados en dicho césped, en comparación con los jugados en uno natural.
Lo que sí es una clara desventaja es su dureza. Un campo de césped artificial es plano y más duro que el natural por lo que el balón tiende a rebotar más alto al chocar contra el suelo. Este aspecto sí afecta y condiciona el juego.
El pasado domingo la SD Compostela visitó el pequeño campo de fútbol de A Grela 1, el terreno de juego que el Silva reinauguró en enero de 2015. El Silva y el Concello de A Coruña, como cada vez más clubes y administraciones, optaron por instalar un césped artificial de tercera generación para modernizar las instalaciones. Lo que ahora puede parecer cutre será lo más habitual en el fútbol modesto y semiprofesional en unos pocos años. Todos esos campos que se construyeron en los 80 y que ahora se van quedando vetustos cambiarán sus céspedes naturales por sintéticos poco a poco y cada vez mas rápido así como mejore el comportamiento de estos céspedes artificiales. La tecnología avanza y los nuevos sintéticos de cuarta generación (sin relleno) mejoran aun más a sus predecesores. Será pues un reto para los equipos adaptarse para competir cada vez más a menudo en este tipo de superficies. Ya el año pasado en el grupo uno de la segunda B había varios campos de hierba artificial.
El Compostela perdió en A Grela por dos tantos a uno contra un equipo muy físico. Muy probablemente el cuerpo técnico del Compostela se equivocó en un planteamiento que tuvo que cambiar por el tipo de superficie de juego y el rival. Sin control del encuentro, con pocas ocasiones, con goles en estrategia y balonazos al aire, el partido llegó a ser en algunas fases infumable. Aunque he de reconocer que el equipo no se dio por vencido hasta que el arbitro pitó el final.
El Compostela perdió en A Grela por dos tantos a uno contra un equipo muy físico. Muy probablemente el cuerpo técnico del Compostela se equivocó en un planteamiento que tuvo que cambiar por el tipo de superficie de juego y el rival. Sin control del encuentro, con pocas ocasiones, con goles en estrategia y balonazos al aire, el partido llegó a ser en algunas fases infumable. Aunque he de reconocer que el equipo no se dio por vencido hasta que el arbitro pitó el final.
La SD Compostela de la 2016/2017 tiene buena pinta pero debe solucionar esos importantes aspectos que ya comenté la semana pasada si quiere aspirar a lo que todos los aficionados deseamos.
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