Cuando hace casi un año decidimos crear la asociación nunca creí que mi primer post estuviese rodeado del caos y la improvisación que ahora desprende la SD Compostela. El club cambia radicalmente de proyecto tras el descenso, el presidente desaparece varias semanas durante la planificación de la temporada, el director deportivo y el entrenador rescinden por no estar de acuerdo con un proyecto que dicen desconocían, se emiten comunicados en plena madrugada o Casti aparece de repente entre el staff del club. Todo es muy extraño aunque no tiene por qué ser necesariamente así.
A lo mejor todo esto tiene más sentido de lo que a simple vista se puede ver. Ayer un amigo me dijo que le había enviado a "Steve Urkel" (protagonista de la serie de los 90 "Cosas de casa") un poema compuesto por él, todo el misterio y desconcierto se volvió claridad cuando me explicó todo el proceso que acabó en un hecho a todas luces surrealista. Aquí os dejo mi teoría Compospiranoica...
Para explicar mi teoría me he basado en tres premisas. La primera es que en una asociación las decisiones las toma una junta directiva formada por un presidente y varios directivos, entre los cuales uno que llamaré señor X. La segunda es que ningún miembro de la directiva está falto de capacidad o salud mental. Y la tercera es que la única apuesta que ha mantenido esta directiva desde su llegada al club ha sido la cantera.
Corría el año 2011 y la SD Compostela deambulaba por la preferente norte cuando un empresario bien dotado de billetes aterrizó en el club con su directiva. Con la intención de devolver la gloria a nuestro escudo invirtió sus dineros y nos ascendió a los cielos de la segunda B. Eran tiempos de bonanza y todos eran felices disfrutando de las mieles de la victoria mientras los cachorros poco a poco crecían.
Ávido de más gloria, y tras estancarse un año en esa maldita categoría, el Midas guió a su directiva hacia un futuro aún más prometedor, la segunda división. Pero para este nuevo reto el club debía modernizarse y para ello requería de personal valorado y avalado. Así llegaron el gerente y el entrenador quien conformó la plantilla que a la postre nos dejó en sexta posición. Pero este alarde de grandiosidad frenaba el desarrollo de los cachorros y esto molestaba al señor X que mantenía virgen su apuesta por la cantera.
El presidente nunca pensó que él no estaba preparado para la modernidad y al ver menguar su cuenta corriente decidió que subiría a segunda división sin gerente. Con el gerente se fue su forma de hacer las cosas y llegó otra que fue la que convirtió en director deportivo al hijo del presidente. El señor X veía como, no solo se continuaba un proyecto que no favorecía a los cachorros, sino que además la selección de personal era cuestionable. Un contrato de filialidad con el Estudiantil apaciguó sus ánimos pero no los extinguiría.
Comenzó así una temporada para el olvido llena de discrepancias y reproches cubiertos por la sábana de normalidad que dejaban caer las declaraciones oficiales. Una temporada que poco a poco sumaba a la falta de planificación y el bajo rendimiento de los fichajes, la falta de feeling entre el director deportivo y el cuerpo técnico que acabaría en verbena. Dicha fiesta comienza con la salida del secretario técnico y finalmente con la destitución del entrenador. El proyecto hacía aguas y mientras el director deportivo ganaba poder deshaciéndose de los estorbos, el señor X dolido por la salida de su defendido, el secretario técnico, no aguanta más y muestra abiertamente su disconformidad al presidente. Ya bien fuera por el señor X o por lo escuálido de la cuenta corriente del presidente, se decide incorporar a un entrenador de cachorros frente a la opción del nuevo hombre fuerte, el director deportivo. Esta incorporación no mejoraría los resultados y como una medida desesperada por no perder la categoría se da un golpe de timón y se contrata al entrenador propuesto por el nuevo hombre fuerte.
Pero las incorporaciones navideñas no evitan que el desastre nos alcance y el dios del futbol nos envía a los infiernos. El fracaso del proyecto lleva a la meditación profunda de los directivos quienes entienden que es necesaria una vuelta a los orígenes. Ningún directivo duda ahora en apoyar al señor X y se hacen públicas las líneas generales de lo que será el nuevo proyecto con el fin de crear algo parecido a un equipo para cachorros. Y entonces se hizo el silencio. Un silencio que duró semanas, un silencio oscuro que albergaba las sombras en las que el equipo del señor X trabajaba puliendo su proyecto.
Nunca olvidaré aquel día, existían dudas, el proyecto del señor X comenzaba a filtrarse pero no había anuncio. Pasaban los minutos y con impaciencia nos adentrábamos en la madrugada. Y de repente se publicó. El director deportivo y el entrenador rescindían su contrato por no estar de acuerdo con un proyecto del que no sabían nada. Y como si no hubiera mañana, comenzó una cascada de fichajes nada improvisados de jugadores y miembros del cuerpo técnico que se alargaría varios días ante mi sorpresa.
El programa del señor X se está cargando...
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