Este pasado Domingo fue un día extraño, de los que no acostumbras a encontrarte a menudo, uno de esos días que ves diferentes, como con un toque absurdo que sabes tarde o temprano va a acabar dominando la situación. ¿Y porqué os cuento todo ésto? Pues porque el partido del pasado Domingo compostelano fue de lo más raro que he visto en mucho tiempo. Me sentía cómo si hubiese cruzado un agujero de gusano y me encontrase en un universo paralelo en el que las pifias y los despropósitos eran algo muy habitual en los jugadores compostelanos. ¿Qué nos ha pasado? Perdíamos balones, los pases iban todos fuera, la defensa se encontraba perdida, era como si el señor de la mala suerte haya decidido aparecer por sorpresa y darse un paseíto por el estadio que está en frente al campo de entrenamiento Salapasidis.
Todo comenzó muy pronto, ya que en los primeros minutos de partido, momento en el que todavía no nos habíamos asentado en el campo, que en un raro despeje de Pato aparece un gol para los estradensistas para romper en pequeños pedazos el cristal de nuestra ilusión. Una vez aceptado ese jarrazo de agua fría nos despreocupamos, porque conociendo a nuestro compos tarde o temprano iban a llegar los goles, tan sólo tendríamos que esperar un poquito, que el partido acababa de comenzar y quedaba muchísimo partido por delante.
Y no fue así, que va... Cada minuto que pasaba de partido el equipo perdía más y más balones, dejando unos huecazos en defensa en dónde sólo faltaba el peaje, porque menuda autopista que estábamos regalando a los estrada boys. De hecho yo no veía que eso fuese a cambiar, cada vez nos costaba más llegar a puerta. ¿Se mascaba la tragedia? Pues sí, se mascaba la tragedia. Quién iba a decir que ese equipo que luchó hasta el final en el partido contra un segunda B había desaparecido y ya estábamos volviendo a los míticos errores del año pasado...
Y menos mal que al final remontamos, porque yo ya estaba viendo el comienzo del despropósito, el final de nuestro momento, el maldito camino frondoso e incómodo. Por fin conseguimos ir ganando 2 1 y recuperar la tranquilidad que tanto añorábamos. Todo iba genial hasta que un disparo flojo acabó en un gol por sorpresa (errores que todos podemos cometer, yo lo veo más bien como mala suerte...), y sin quererlo ni beberlo, nos volvemos a encontrar con un empate, así como quien no quiere la cosa, a volver a empezar de nuevo para conseguir ganar el partido. SPOILER: lo ganamos...
Ganamos el partido, pero por los pelillos, porque hubo una jugada del Sr 9 estradensista que no acabó en gol de milagro. De hecho el jugador hizo lo más difícil, consiguió dar con el balón justo en el palo de la portería, ni a propósito lo hubiese hecho mejor (si es que le da en todo el centro al palo, espectacular...).
¿Qué sacamos de todo ésto? Pues muchas cosas. Con esta victoria in extremis podemos ver que hay algún que otro jugador al que le vendría bien echarse alguna que otra siesta, porque parecía que llevaban ladrillos en los pies, cada paso en una de sus carreras era toda una odisea. Otro tema que me preocupó fue volverme a encontrar con esos malditos fantasmas del pasado, ya que, aunque me cueste mucho reconocerlo, el compos de este Domingo se parecía demasiado al del año pasado, y eso sí que no...
Menos mal que hay algo que se asoma en el horizonte, un ápice de esperanza que decidió hacer acto de presencia para recordarnos que el rescate ya está ahí. Muy pronto, eso espero, ojalá, se reencontrará con su pasado... Estoy hablando, como no, de ¡Cousin Man! Pero de eso ya hablaremos más adelante; que seguramente acabará siendo el protagonista de muchos partidos en este temporada. Así que, hasta entonces, sigamos con nuestras vidas. ¡venga a trabajar!¡qué España no se levanta sola!
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