¡Vaya bofetón que nos han dado! De esos que suenan, esos que se
dan con la mano abierta. No hemos despertado de un sueño que todos pensábamos
iba a ser eterno, pero como tambien sabíamos, tarde o temprano iba a acabar
llegando. No mola nada, ya lo sé, es triste perder contra un equipo y más en
casita. Pero oye, que nos ha ganado el segundo clasificado, no un cheíñas de
mitad de tabla. Así que puestos e perder, mejor perder contra el segundo mejor equipo de la división.
Pero hay otra cosa que me corroe, otra cuestión que siempre
me ha llamado la atención. Algo que veo muy a menudo en los aficionados
compostelanos y de lo que hablé en posts pasados. ¿Y cómo voy a hablaros de este
hecho que tanto me corroe? Pues con una bonita e intrépida historia, como no:
Resulta que cuando iba a clases de interpretación, hacíamos
todo tipo de ejercicios para saber expresar tus sentimientos del modo más
correcto. Uno de los ejercicios que más me llamó la atención era el más simple
pero a la vez el más sorprendente. El profesor nos preguntaba cuales eran
nuestros defectos, si podríamos nombrarlos. La gente no paraba de enumerar
uno tras otro, sin ningún problema; de hecho todos teníamos en mente algo que no nos
gustaba de nosotros. Pero lo realmente difícil vino después, porque el
profesor, raudo y atento, nos preguntó lo contrario, es decir, cuales eran nuestras
virtudes. Y el silencio se apoderó de la sala cual peste bubónica que crecía y
crecía. Nadie sabía decir nada bueno de uno. Lo único que recuerdo es a gente
decir tonterías como ”yo no tengo muchos pelos en la nariz” . ¿Y esto porqué pasa? Pues
porque a al ser humano generalmente le cuesta más hablar de sus virtudes
que de sus defectos, salvo uno o dos flipados que se las dan de listos y se
quieren demasiado a sí mismos.
Pues exactamente es lo que pasa en la afición compostelana.
Tenemos que aprender a querernos un poco más. Cuando vamos bien la gente está
contenta, aunque pensando cuando va a ser el día en el que el equipo la vaya a
cagar. Que sí, que ya sé que cuando
ganamos se ve a la gente más feliz, más animada, pero da la sensación de que
hablan con la boca pequeña, en cambio cuando llegan los malos momentos de las
derrotas, todo el mundo tiene ganas de hablar, porque hablar de nuestros
defectos es muy fácil, casi te sale sin darte cuenta.
¿Y sabéis que es lo que hago yo? Pues muy sencillo,
únicamente disfrutar. A sabiendas de que la caída de las nubes iba a llegar
tarde o temprano, me congratula ver que, a pesar de la derrota, seguimos
líderes a tres puntos del Bergan (decidí llamarle Bergan porque berga me suena
un poco mal, llámame sucio…), de hecho tienen que ganarnos dos partidos para
adelantarnos. Y si os fijáis en el calendario de la temporada, los primeros
partidos de la primera y la segunda vuelta son los más complicados de todos,
por lo tanto era normal que fuese en esta época cuando terminase la racha,
mejor ahora que no en los momentos clave.
¿Porqué no en lugar de pensar en lo mal que hicieron el
partido nos dedicamos a pensar en todo el trabajo que hemos hecho para llegar
hasta aquí? Que tuvimos muy buenas victorias semanas atrás, nos lo pasamos muy
bien con goleadas que nos ofrecieron. Los mismos jugadores que han jugado el
pasado domingo contra el Bergan (¿a qué al leerlo por segunda vez os suena
mejor que Berga?) fueron héroes semanas atrás. Queda mucha liga, quedan muchos
partidos, muchos grandes momentos. Id reservando vuestro asiento en las gradas
del estadio Salapasidis, que a pesar de la derrota, yo os aseguro a día de hoy
que esta va a ser una temporada antológica (ufff con lo de antológica me pasé
un poco ¿no?, casi mejor lo dejamos con una buena temporada. Si es que me
crezco y pasa lo que pasa…)
Así que queridos compostelianos y compostelianas, no os
preocupéis por nada, no lloréis más. Porque esto sólo fue un pequeño bache que
nos encontramos por el camino, pero ya para este domingo nos levantamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario