Y colorín colorado, esta temporada se ha terminado. Tras el anodino empate cosechado en Langreo, la SD Compostela, despide definitivamente un año marcado por el COVID con la esperanza de que el futuro traiga más ventura. Con casi media liga sin público, y la otra media con escasos aforos, habrá que ver también como quedan de maltrechas las cuentas de los clubes. Sin ir más lejos, el campeón del grupo primero, el Burgos, tendrá que cuadrar el círculo para pagar sus deudas con la plantilla, o el Pontevedra, que aún salvándose por la campana en una temporada que buscaba tocar el cielo, puede que deberá mantenerse en pie tras el duro golpe recibido en el mentón. El Compos, por contra, saneado tras un planteamiento mucho más conservador, y tras un rendimiento superior al esperado al inicio de temporada, afrontará su debut en la 2ªRFEF con la seguridad que le otorga la estabilidad presupuestaria.
Y es que el futbol en gran parte también va de esto, estrategia. El futbol amateur está plagado de equipos, todos ellos deseosos de dar el salto y convertirse en clubs de renombre, algunos con pasado y otros nacidos ayer, pero todos compitiendo por la bolsa de dinero que les garantice la persistencia en el futuro. En este voraz mercado hay que ser listo y maximizar los recursos, sabiendo cuando hay que atacar, y cuando mantenerse en un perfil bajo a la espera de la oportunidad. El ocio cada vez está más repartido, y lograr masa social supone competir no solo contra otros equipos de futbol locales, sino también contra otros equipos del entorno cercano, otros deportes o incluso diversos tipos de cultura. La globalización además nos ha traído por un lado, inversores extranjeros ajenos a las poblaciones, y por otro lado, una mayor competencia por los buenos patrocinadores, patrocinadores que ahora incluso son capaces de respaldar a más de un equipo. Algunos pensaréis que esto es propio de las ligas profesionales, pero para muestra la Cultural llena de dinero quwaití o el propio Deportivo sostenido por un banco. Para un club humilde es realmente difícil abrirse camino en estas condiciones, y solamente puede basar su crecimiento en el éxito del proyecto. Un proyecto, por cierto, dirigido por personas que a su vez deben ser las correctas porque si no también terminará fracasando.
Hoy os hablo de gestión del conocimiento. La gestión del conocimiento va más allá de la mera contratación o los recursos humanos, con ella pretendemos gestionar el intangible del activo humano de una empresa, desde la adquisición, pasando por su mantenimiento y mejora, hasta su renovación, recolocación o salida. Además, la gestión del conocimiento no tiene por qué centrarse en los individuos pudiéndose aplicar a departamentos o áreas completas. La clave está en saber qué y cuanto valor aporta a tu producto cada activo o conjunto de activos, y si pueden mejorar, de tal modo que puedas establecer un ranking objetivo de valor al que poder asignarle una partida presupuestaria. Dicho ranking puede emplearse después para hacer comparaciones con el mercado, es decir, esto que tengo, ¿es mejor peor o igual que lo que me ofrece el mercado al mismo precio? Y así logramos optimizar los costes de los activos y con ello los recursos. Este no es un ejercicio puntual, ya que los activos suelen revalorizarse bien al alza bien a la baja, por lo que debe actualizarse con regularidad. Cuando un activo se deprecia es fácil ofrecer renovaciones a la baja, pero cuando se revaloriza generalmente nos solemos topar con el tope presupuestario, y ya no digamos cuando tenemos que valorar intangibles como la categoría o la fidelidad a un club o personas. Llega entonces el momento de decidir, ¿venta o mejora de las condiciones?
Pero siempre y más importante que todo esto es no perder nunca de vista el proyecto. Y eso su ilustrísima lo tiene claro, hacerlo lo mejor posible manteniendo la estabilidad económica. Da igual que se pueda perder el intangible de un activo humano vital para el modelo propuesto, que ha traído una trascendencia y repercusión al club no vista desde hace más de una década, y que podría traducirse en un fortalecimiento de la masa social, o que se juegue con la ilusión del aficionado coqueteando con objetivos menores. Obviamente aquí hay kilos de ironía. Ahora es el momento de hacer un esfuerzo, tal vez el más grande en años, pero no se puede dejar pasar la posibilidad de materializar, de fijar, todos estos intangibles logrados tanto por el club como por cada trabajador individualmente. Y que se me entienda, no hablo de saquearle el bolsillo a su ilustrísima ni a la junta directiva, hablo de currar, de salir a la calle y rastrear palmo a palmo la comarca en busca de ese capital necesario para abordar un proyecto realmente ilusionante.
Y me despido ya. No hace falta que le pida a ningún jugador o miembro del cuerpo técnico que se quede, estoy convencidísimo de que a todos les gustaría continuar, pero viven de esto, son profesionales que también tienen que pensar en su carrera, y si lo que les ofrecen en este club no colman sus expectativas es lógico que busquen una salida, del mismo modo que si algún jugador no entra en el proyecto diseñado, debería entenderse la postura del club de no contar con él. ¡Hasta la semana!!!!
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