Aún recuerdo aquel día de mayo en el que finalizó la liga 2016/2017 con el sabor agridulce que suelen dejar las temporadas de transición. Recuerdo esos meses de espera alimentados con los rumores de fichajes y renovaciones que mantenían mis sentidos cerca del club. Y recuerdo aquel inicio de temporada del que hace ya más de un mes, con toda la ilusión de la plantilla por empezar a trabajar y aquellos partidos de pretemporada llenos de pruebas y sensaciones. Y al final, llegó.
Ya se palpaba en el ambiente el viernes. Los juegos de fútbol on-line instaban a sus jugadores a alinear onces antes de las ocho y cuarto, la primera división arrancaba con un Leganés - Alavés que, aunque nada atractivo, era capaz de hacerme respirar de nuevo fútbol de competición. Comenzaba a sentir la palpitación de mi corazón, esa impaciencia porque el partido del domingo comenzara, esas ganas de fútbol de tercera. Sólo las crónicas del Arousa - Ourense del sábado apaciguaron mi sed de fútbol no profesional y disparaba mi tensión recordándome que al día siguiente había partido.
Ya se palpaba en el ambiente el viernes. Los juegos de fútbol on-line instaban a sus jugadores a alinear onces antes de las ocho y cuarto, la primera división arrancaba con un Leganés - Alavés que, aunque nada atractivo, era capaz de hacerme respirar de nuevo fútbol de competición. Comenzaba a sentir la palpitación de mi corazón, esa impaciencia porque el partido del domingo comenzara, esas ganas de fútbol de tercera. Sólo las crónicas del Arousa - Ourense del sábado apaciguaron mi sed de fútbol no profesional y disparaba mi tensión recordándome que al día siguiente había partido.
Y llegó el domingo, mi cuerpo desbordaba ansiedad y la ilusión desbordaba tras meses de hibernación me convencían de la victoria contundente del equipo de mi ciudad. La excitación iba en cresccendo y el mero roce del volante me transmitía sensaciones, volvía a ser tarde de fútbol y estaba deseoso de llegar al campo. Volver a ese estadio que tantas alegrías y llantos ha provocado, uno de los pocos orgullosos monumentos que han visto fútbol de primera división. Aparco en los aledaños y bajo del coche. Hace un sol de justicia y el calor es sofocante, los jugadores lo pueden pasar muy mal esta tarde sobre el verde. Me dirijo a la entrada y disfruto como un enano de la sensación de estrenar mi nuevo carnet de abonado esperando que el nuevo código QR de menos problemas que el anterior. Pero hoy nada puede fallar y el lector se porta y lee el código de barras que me permite acceder a las escaleras que conducen a las gradas. Y lo vuelvo a ver, un año más disfruto de las vistas del estadio de mi equipo atento a cada detalle que mis sentidos son capaces de percibir. Como siempre, me dirijo al bar a refrescarme no sin antes echar un ojo al calentamiento para curiosear la alineación. Lucas será el portero, en un grupo veo a Casas, Uña, Sergio, Carde y Naveira en el otro están Primo, Mon, Álex, Rober y Rubén. Los suplentes tambien calientan, Lorenzo ayudando a Lucas y Samu, Tomás y Santi en un rondito, me falta uno que debe estar sentado en el banquillo. Terminado mi refresco veo al equipo retirarse al vestuario y veo al suplente que me faltaba, era Sobrido. Cuando los jugadores saltan nuevamente al césped y el arbitro decreta un minuto de silencio por las victimas de Barcelona, mi tensión es máxima y no puedo esperar más a que empiece. Por fin suena el silbato del árbitro la 2017/2018 ha empezado con nuevas ilusiones y la esperanza de que por fin este año, mi estadio vea un nuevo ascenso.
Como todos sabréis ya, el Compostela venció al Silva por 4 goles a uno. Por los nuestros marcaron Rubén, Rober, Sobrido y Santi, curiosamente los cuatro jugando de extremos. Repetimos el resultado de la temporada pasada y mejoramos notablemente aquel arranque frente al Fabril. Destaco del encuentro los cambios tácticos que se produjeron en la segunda parte a raíz del gol del Silva. Mas que por la disposición táctica en sí porque refleja las numerosas variantes que la plantilla nos ofrece. Álex estaba muy marcado y casi ya no entraba en juego por lo que el míster decidió intercambiarlo con Rober que estuvo actuando por banda derecha hasta ese momento. Sin notarse mejoría, poco después Yago movía el banquillo y daba entrada a Sobrido por un Rubén ya algo cansado mientras Tomás aceleraba su calentamiento para salir en breve. Pero Sobrido marcó el tres a uno. Con la mejoría que supuso la nueva disposición el míster decidió paralizar el cambio de Tomás y esperar. El siguiente en ser sustituido fue Primo, recién salido de lesión era esperado su cambio. En su lugar entró Santi, quien ocuparía la banda derecha y mandaría a Álex de vuelta al centro, a Rober a banda izquierda y a Sobrido a la punta de ataque. Buen movimiento que consolidó al equipo y sentenció al Silva. Tras el 4-1, Samu entró por Álex para dar refresco al centro del campo.
Victoria trabajada y justa que no por ello bonita algo de lo que se encargó hasta la extenuación el árbitro cortando el juego constantemente, y favoreciendo a los visitantes prohibiendo la continuidad. Un buen arranque y unas buenas sensaciones que sólo nos valieron para ser terceros/cuartos en una primera jornada con demasiadas goleadas, y en la que el Borio mostró su baja forma perdiendo en casa con un Laracha recién ascendido.
Victoria trabajada y justa que no por ello bonita algo de lo que se encargó hasta la extenuación el árbitro cortando el juego constantemente, y favoreciendo a los visitantes prohibiendo la continuidad. Un buen arranque y unas buenas sensaciones que sólo nos valieron para ser terceros/cuartos en una primera jornada con demasiadas goleadas, y en la que el Borio mostró su baja forma perdiendo en casa con un Laracha recién ascendido.
La semana que viene con el Ribadumia las encuestas de la semana pasada, chao!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario