¡Se acabaron los gigantes!¡por fin aparecieron los molinos! No, que va, no os asustéis, no es que tenga el síndrome Gulliver; lo digo porque el pasado domingo, nuestro jugador Martín Cervantes ha vuelto a resurgir, superando por fin la locura de Don Quijote. Si es que está claro que cuando quiere, el excelentísimo Cervantes es capaz de mostrar la calidad que le ha hecho conseguir tener una estatua en el centro de Madrid.
Si es que la batalla de Lepanto duró más de lo debido, y gracias a un golpe de efecto, el famoso escritor nos encandiló con el gol de la jornada, el gol que nos dio alas para que en el minuto 83 el Talismán Noriega metiese el tanto que nos dio la victoria. ¡y que victoria! El triunfo más importante que nuestro compos ha conseguido esta temporada.
Estamos, ni más ni menos, que a 1 punto de los playoffs de ascenso. Pero vamos a ver, vamos a sentar la cabeza sobre la almohada y pensar un poco el significado del 1. Ese único punto que nos separa de un poderoso y atrevido objetivo, ese sueño que se desvanecía segundo a segundo al escuchar la palabra transicción (que poético me puse de repente, si es que es ponerme a hablar de cervantes…). Pero parémonos un segundo (o dos, cada uno a su ritmo…) y recordemos el pasado partido del domingo, ese tutti frutti de sensaciones que se apoderó de nosotros durante noventa minutos. Para los que no pudisteis disfrutar el ya mítico encuentro, yo os lo resumo y os lo cuento, pero de un modo cervantesco, a ver si consigo darle un toque burlesco (encuentro rima con cuento, cervantesco y burlesco, lo pilláis...):
En un lugar de Galicia, de cuyo nombre recuerdo de vez en cuando, no ha mucho tiempo que vivía un futbolista de los de toda la vida, de esos que alardean de su cuidada barba y presumen de su calidad con el balón.. Cuenta la historia que una tarde de Domingo, en la que el sol se paseaba por el cielo, orgulloso y bravo, el equipo de fútbol en el que jugaba nuestro protagonista, la Sd Compostela, se dirigía a tierras foráneas, un reino al que los más sabios denominan Ordes (los menos sabios la denominan “el pueblo ese que está entre Coruña y Santiago”). Numerosos seguidores, ansiosos por ver la cruel batalla, se dirigían al campo para gritar a grito más pelao que Michael Jordan recién salido de la peluquería, luciendo las ya famosas camisetas blanquiazules que identifican el equipo.
Se dice que durante la batalla, el temeroso reino de “el pueblo ese que está entre Coruña y Santiago” (yo es que soy de los no sabios…) se adelantó en el marcador. El valeroso guerrero Don Limpio, en un alarde de inocencia, cedió mal el balón al resguardador de las redes, el temible Inspector Lucas Gadget. ¡Y el árbitro pita penalti! Oh, señor, oh, señor… que dolor más grande. La tristeza se apoderaba de los seguidores, los pechos de los ciudadanos de Ordes se erguían raudos y veloces, recordándonos de vez en cuando que así no vamos a ir a ningún sitio.
Tuvimos que esperar a la segunda parte de la batalla, momento en el que el bravo Cervantes salió al campo, esperando ansioso su entrada para apoderarse de la magia del balón. Y así fue, queridos lectores, como ese jugador decidió comenzar con sus malabares y, ayudado por el líder de su manada el auténtico Recobastar, logró plantarse en el área, frente a la portería, face to face con la gloria…
Y no defraudó el famoso escritor quijotesco, sin pensárselo dos veces, cogió y acarició el balón, atreviéndose con un dribbling que descolocó a la defensa, moviendo su pierna para acariciar el balón y darle el efecto suficiente para que el disparo superase al portero. ¡y zas! La aguas dejaron de crear mareas, los pájaros dejaron de volar, el mundo decidió pararse durante unos segundos (ponle unos 5 segundos, más o menos) para seguir la vaselina del valeroso hidalgo. ¡Y entró!¡Oh, sí, sí que entró! La euforia se apoderó de sus seguidores, aullando gritos de compasión y plena excelencia, recordando a su equipo que esta batalla no está perdida, todavía quedan muchos disparos que esquivar, todavía quedan muchos ejércitos que derrotar….
Y la batalla continuó con un sugerente atrevimiento del Compos que encandiló al equipo contrario, dejándoles anonadados, paralizados… Momento mágico que aprovechó el fiero Talismán Nogueira para rematar la esperada victoria con un golpeo empapado de furia y decisión, mucha decisión…¡Y victoria “pa la saca”’!¡habíamos alcanzado la victoria! Vuelve la euforia, de nuevo, alardeando de potencia e insistencia, vuelve la locura, los aficionados, como si de un banco en la actualidad se tratase, no daban crédito….
La victoria volvió al equipo, y los gigantes quijotescos desaparecieron, desvaneciéndose con la brisa, como una lágrima en la lluvia… Ahora volvemos a ver molinos, unos simples pero enormes molinos que están ahí, molestando, evitando que crucemos el camino con facilidad. Lo bueno es que éstos, a diferencia de los gigantes, no se mueven, y son mucho más fáciles de esquivar.
Y aquí acaba la hazaña, queridos lectores, la victoria que ha devuelto la ilusión de los hidalgos compostelanos, la esperanza que nos puede llevar a lo que todos esperamos, o por el contrario puede no llevarnos a nada… Pero de momento, vamos a disfrutar”
Hala, ya tenéis un resumen quijotesco de la victoria dominguera, Si se os ocurre cualquier otro detalle, solo tenéis que comentarlo. ¡Ata logo raparigos¡
Bienvenidos al maravilloso mundo de los valerosos compostelidalgos.
Noriega?, xogou o alcalde e non me enterei
ResponderEliminarjejeje lapsus!!!!
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